Fase ha sido seleccionado por unanimidad a través de una llamada proyecto.

Labora, el Servicio Valenciano de Empleo y Formación, ha realizado el rediseño de su imagen corporativa con el objetivo de reflejar de una manera más directa sus valores, ofrecer una identidad más acorde con el contexto sociolaboral actual y unos servicios más próximos a la ciudadanía, centrados en mejorar el bienestar de todas las personas.
El rediseño de la imagen lo ha realizado Fase, un estudio de diseño gráfico valenciano especializado en identidad visual, diseño editorial y tipografía. Fundado en 2017 por Cristina Alonso y Raül Vicent, han impartido workshops, ofrecido charlas y participado en exposiciones colectivas, además de ser galardonados con numerosos premios, entre ellos un Laus Oro y un ADCV Oro.
El estudio que ha realizado el trabajo ha sido seleccionado por unanimidad a través de una llamada proyecto en la que ha participado la Asociación de Diseñadores de la Comunitat Valenciana, la Asociación de Empresas de Comunicación Publicitaria de Comunidad Valenciana y el Colegio Oficial de Publicitarios y Relaciones Públicas de la Comunidad Valenciana.
Objetivos de la nueva identidad
La nueva identidad corporativa de Labora tiene diferentes objetivos. Por una parte, pretende clarificar su condición de servicio público, además de reflejar sus valores a lo largo de toda su comunicación. Por otra parte, busca fortalecer la identidad verbal, proponiendo un tono para sus mensajes y una estrategia a largo plazo. Por último, tiene la intención de organizar y estructurar las diferentes actividades que realiza.
La propuesta se construye sobre la idea de que si lo que hace Labora es importante, su manera de comunicarlo debería reflejar la misma importancia. Por eso se ha dado prioridad a la claridad, la honestidad y la empatía. A Labora le representa el negro sobre blanco, pero usa una paleta de colores para organizar y comunicar mejor sus cuatro servicios. Habla de persona a persona, con un lenguaje directo y cercano, sin segundas lecturas. Sólo usa los elementos esenciales en cada ocasión para minimizar el ruido, lo que da importancia a los mensajes y mucha presencia a la tipografía. La identidad requiere del uso de fotografías propias, en respuesta a esta nueva dirección que quiere acercar la marca a todas las personas, sin filtros ni recursos publicitarios, expresando su verdadero carácter y potencial.
Esta renovación también incluye el cambio de logo. El uso de las minúsculas y la incorporación de un símbolo busca hacerlo más cercano, reconocible y con un corte más afín a la clásica imagen institucional. Consiste en tres ‘eles’, una por provincia, que se reúnen en forma de engranaje, generando un signo con personalidad y abierto a interpretaciones. Dispone de dos versiones, una con el nombre comercial y otra con la denominación completa, alentando el uso de todas sus partes (símbolo, nombre comercial, denominación) por separado, consiguiendo una identidad más dinámica y menos repetitiva.