La imagen de la novena edición del festival de documentales está marcada por la reflexión tras la DANA.

DocsValencia. Espai de No Ficció ha desvelado la imagen que representará su novena edición, que se celebrará del 9 al 17 de mayo de 2025. El cartel, obra del diseñador valenciano Kike Correcher, lleva por título “HOME” y plantea una profunda reflexión sobre los conceptos de hogar, pertenencia y sostenibilidad. Una propuesta visual y conceptual que cobra especial significado tras la DANA que asoló Valencia en octubre de 2024.
Correcher vuelve a firmar la gráfica del festival, en una edición en la que la palabra “HOME” se convierte en epicentro de un discurso visual que conecta lo íntimo con lo colectivo, lo local con lo global. “Todas las fronteras son artificiales. Los límites que separan realidad y ficción, la distancia entre lo local y lo global, la diferencia entre nosotros y los demás”, apunta Correcher. La imagen, elaborada con materiales recuperados de la playa de Pinedo y El Saler, se construye a partir de elementos que simbolizan la intersección entre lo natural y lo urbano. Tierra, herramientas oxidadas, fragmentos de objetos cotidianos y residuos se integran para formar un mensaje contundente: la casa que habitamos es también la tierra que compartimos.
“Los lodos que se acumularon en nuestras calles mezclaban lo peor y lo mejor de nosotros mismos, y nos devolvían una imagen crítica imposible de ignorar”, afirma Kike Correcher. “Podemos barrer los restos de la catástrofe, pero lo que necesitamos redefinir son las costuras entre el espacio natural y el espacio habitado”.
La elección del término “HOME”, en inglés, pretende universalizar el mensaje, recordando que, aunque las fronteras sean construcciones artificiales, todos compartimos un mismo planeta. “Todas las personas habitamos un mismo y único planeta, pero necesitamos un pequeño recinto al que llamar casa, un grupo al que llamar familia o comunidad”, señala Correcher. Valencia, conocida por su hospitalidad, ha visto cómo su casa —la ciudad, la calle, el barrio— se transformaba en escenario de una tragedia que difuminó los límites entre lo humano y lo natural. El barro acumulado en las calles, símbolo del impacto de la DANA, sirve aquí como recordatorio de una relación bidireccional con el entorno, donde el respeto y el cuidado deben ser mutuos.