Un bote metálico de especias es el último objeto llegado al Museo de la localidad valenciana.
El Museu de Quart de Poblet, que empezó a principios de año, continúa en el proceso de restauración, catalogación y fichaje de los diferentes objetos de la colección etnológica municipal y ya ha llegado a la pieza número 1.000. Estas piezas permiten conocer mejor la historia reciente del municipio y reflexionar y divulgar sobre aspectos tan diversos como por ejemplo la memoria histórica, la economía de proximidad o los procesos migratorios de la localidad. Entre los objetos que ya han pasado todo el proceso de registro e inventario se encuentran elementos adscritos al ámbito del trabajo (agrícola e industrial), el hogar, el mobiliario, la alimentación, las comunicaciones, la infancia y la enseñanza.
Para la concejala de Cultura y Patrimonio del Ayuntamiento de Quart de Poblet (València), Cristina Mora, la labor que se está desarrollando desde el proyecto del Museu de Quart de Poblet “ofrece una reflexión sobre el pasado muy interesante y ayuda también a repensar el momento actual a través de los testimonios que los objetos recogen”. Así mismo, la concejala ha destacado que “haber llegado en este primer año de trabajo a la pieza número mil evidencia la gran participación e implicación de nuestros vecinos y vecinas”.
De Albacete a Quart de Poblet
Este patrimonio etnológico es ciertamente singular y, a pesar de ser principalmente objetos de la vida cotidiana, permiten conocer y recuperar historias de vida asociadas a las piezas, las familias donantes y por extensión al pueblo y a la comarca. Así pues, se pueden encontrar historias almacenadas en cualquier objeto, incluso en uno tan sencillo como el bote metálico de una tienda de especias de la localidad, que el equipo de este proyecto obtuvo a través de una donación en 2015. La pieza fue encontrada en una tienda de antigüedades de un pueblo de Albacete por una vecina de Quart de Poblet y la singularidad de esta radica en que pertenece a una empresa local ya desaparecida y que, acompañada de una serie de documentos (facturas y pagarés, adquiridos en un anticuario de Xàtiva en 2016) y de la información extraída del padrón municipal de 1935, aporta mucho contenido para el estudio de esa época.
‘Refinería de especias (salsas) ‘La Mascota» se ubicaba en la calle de la Libertad, nº 5, en tiempo de la Segunda República Española, durante la década de 1930. Un hecho que ya expone la relevancia que puede adquirir la colección para el conocimiento y la divulgación de un hecho histórico reciente como es la Guerra Civil española. Con la caída del régimen democrático republicano, la calle de la Libertad fue renombrada como calle de Gerardo Paadín por el consistorio franquista y desde 2016 ha recuperado su nombre de toponimia tradicional, calle del Molí.
Economía de proximidad
Las características del bote metálico recuerdan la venta a granel y se puede vincular a un tema de actualidad como es la economía de proximidad o de kilómetro cero. Así mismo, el diseño tanto del objeto como de los documentos son un claro ejemplo de los planteamientos estéticos de los años 1930 en España, bastante innovador y actual en cuanto al uso de los colores o a las tipografías modernas.
Pero las piezas también permiten hablar de la sociedad y de los procesos migratorios de Quart de Poblet, ya que el comerciante no era la única persona que habitaba la vivienda y tanto él como sus dos compañeras eran personas recién llegadas al municipio. Como apunta Andrea Moreno, técnica municipal de Cultura y Patrimonio y responsable de este proyecto, «según el padrón municipal del 1935, que hemos analizado para realizar el estudio de la pieza, el propietario de ‘La Mascota’ era Luis Montón Coca, nacido en Cullera en 1897, soltero, sabía leer y escribir y llegó a Quart entre 1929 y 1930. Comerciante de profesión, en el padrón consta como “C-V (Cabeza de familia-vecino)” dentro de la clasificación vecinal de entonces y en su casa también constan domiciliadas dos mujeres “por razones domésticas””.
Una de las mujeres era Mercedes Romá Manuel, nacida en 1897, natural de Barcelona y casada. Según la documentación oficial, sabía leer y escribir y consta con oficio doméstico. Junto con ellos también residía Mercedes Llopis Romá, nacida en 1920, en València, soltera, que sabía leer y escribir y se dedicaba a “sus labores”, según el padrón. Las dos llegaron a Quart de Poblet entre 1929 y 1930, en la misma fecha que el propietario del comercio ‘Refinería de especias (salsas) ‘La Mascota».