El «tangram» de Mano de Santo, ganador del concurso «Almassora edificant»

Geometrías irregulares para abrir el colegio al juego.

El proyecto «Tangram» del estudio valenciano de diseño y arquitectura Mano de Santo, ha resultado elegido como ganador del primer premio del concurso de ideas para el diseño del Colegio Santa Quiteria de Alamassora (Castellón). El jurado ha destacado el proyecto por su coherencia con el entorno, riqueza espacial e innovador concepto.

Convencidos de que el juego es un mecanismo natural que despierta la curiosidad, la motivación y la comunicación, promoviendo el aprendizaje de acción, Mano de Santo ha propuesto abrir el colegio al juego, tratando de no elegir entre aprender o jugar, sino de aprender jugando.

Por ello el colegio  se concibe como una gran pieza para jugar, como un juguete, donde cada pieza se encaja en una posición definida (aulas, talleres, seminarios, comedor,…) pero que también dispone de huecos que se convierten en los espacios más importantes puesto que deberán “ocuparse” por multitud de actividades, juegos, relaciones, emociones, etc…

La geometría utilizada “juega” con las alineaciones del solar, rompiendo la trama cartesiana con un leve giro que da dinamismo a los espacios de transición, eliminando la rigidez del conjunto.

Si bien los espacios interiores son regulares (según marca las premisas de Conselleria), los espacios de relación, de circulación y exteriores son levemente irregulares, ninguno tiene cuatro ángulos iguales, promoviendo lecturas dinámicas diferentes según se recorren, según se exploran.

Con la intención de promover el contacto de los alumnos con la naturaleza y mejorar la convivencia escolar, los espacios destinados a juegos, porches , zonas ajardinadas, etc… se han generado como áreas de uso no estructurado, que permitan la exploración, las relaciones y el aprendizaje a partir de la experiencia. Se busca que los alumnos se vinculen con el espacio de su colegio, propiciando el apego escolar.

Los espacios de juegos no estructurados no tienen un principio ni un final y promueven que sean los niños lo que crean su manera de jugar y ocupar el espacio, encontrando cada uno su lugar.