Las notas de color en el mobiliario escogido son el contrapunto a un envoltorio basado en el uso de la madera.
El proyecto creado desde el estudio de Borja García (compuesto por el mismo García y la también arquitecto Laura Ros) se desarrolla sobre la base de un antiguo restaurante italiano del que se ha mantenido la estructura espacial principal. El objetivo fundamental es generar una atmósfera cálida y cercana que consiga dotar al espacio de un cierto aire doméstico. Como primeras notas destacadas cabe señalar cómo el color se apodera del mobiliario mientras que la madera de fresno ocupa el telón de fondo que envuelve todo el espacio.
El esquema está formado por acceso, bar y restaurante. El espacio principal propone una secuencia de elementos ordenados de forma rítmica. Todos las áreas del proyecto están íntimamente conectadas, mientras que los únicos elementos de división se encuentran la cancela exterior y la puerta principal que se abren completamente creando un único espacio diáfano, dejando que el exterior se introduzca en el interior.
El acceso delimitado por ambas carpinterías es una caja negra donde se utilizan materiales duros e industriales de carácter urbano, funcionando como espacio de transición entre la calle y el restaurante. Una vez superado el acceso arranca la zona de bar: un espacio donde un juego de huecos que enmarca barras y taburetes en un área destinada a aperitivos y cenas ligeras. Una estantería de madera funciona de separación entre la zona de bar y la zona de restaurante. El comedor está presidido por una gran mesa redonda de roble que se combina con mesas rectangulares y un banco corrido,con el fin de dar respuesta a una amplia variedad de situaciones de uso.
Como se ha afirmado en el primer párrafo, se ha buscado una imagen cercana y cálida, tanto en el diseño de los elementos como en la elección de los materiales. Toda la envolvente así como los elementos fijos se han tratado con materiales ligeros y colores neutros; mientras que todos los elementos móviles y mobiliario juegan con una amplia paleta de colores vivos. Para todas las barras y mobiliario fijo se ha optado por una madera de fresno con un tratamiento mate prácticamente imperceptible, evitando brillos y pulimentos que pudieran contaminar la imagen buscada.
En un punto escogido del espacio, la ilustración “Malmö, grönsaker och vänner”, del ilustrador valenciano Lawerta, añade cercanía a través de un juego tipográfico con presencia de diversos vegetales. El trazo manual de Lawerta actúa como contrapunto de la marca y los soportes gráficos del proyecto, que han apostado por una textura de motivo hexagonal que los vincula al rigor geométrico del espacio.
El conjunto de piezas de mobiliario se ha seleccionadosiguiendo las premisas originales del proyecto. Para ello se han mezclado diferentes piezas como la silla J77 de Hay o la silla Whiskey de Punt en colores puros junto con otras piezas diseñadas ex-profeso para el espacio, como los taburetes de la zona bar y las mesas de todo el proyecto, que han apostado por un mosaico de colores abierto y fresco.
La iluminación, diferente para cada situación, enlaza con la filosofía global de la propuesta, pretendiendo dotar de personalidad y cercanía a los espacios combinando luminarias colgantes con luces indirectas. Las pantallas de corte industrial utilizadas en la sala han sido realizadas para el proyecto y la barra principal está presidida por una gran lámpara de inspiración escenográfica, diseñada por los arquitectos a partir de piezas industriales.
