Primera parte de la entrevista de Alejandro Serrano al editor de la revista Bostezo.
Texto: Alejandro Serrano (Psychonauts Magazine)
Alejandro Serrano: ¿Cómo está siendo la aventura de editar una revista en papel como Bostezo, en estos tiempos tan hiperdigitales?
Paco Inclán: Con la revista nos hemos presionado mucho, tanto por la calidad, la periodicidad, cumpliendo con trescientos suscriptores, anunciantes… La idea sería ahora buscar apoyo para sacar diez números más. Porque cada número es como volver a empezar. Cuando lo llevamos a imprenta volvemos a poner el marcador a cero. Y creo que ahora ya hemos mareado bastante a la gente para proponerles algo más para seguir adelante. Los lectores de Bostezo están encantados, hemos recibido mucho su apoyo desde el principio. También es verdad que vivimos bajo el imperio de los «me gustas», así que todo apoyo es muy relativo. Si los tres mil seguidores de Facebook de la revista pusieran diez euros, tendríamos Bostezo para largo.
Alejandro Serrano: Vicent Molins comentó hace poco en esta entrevista, que ya no somos fieles a los medios, sino que lo que abunda ahora es la infidelidad, y eso está bien.
Paco Inclán: Totalmente. Ya no tenemos ese compromiso con los medios. Aunque luego sí que compramos una camiseta. Está todo más enfocado al consumo. «Tú ponme una camiseta y no me hagas que me suscriba o afilie a tal o cual cosa que igual luego, a la larga, no quiero seguir». Vivimos en una sociedad de la inmediatez: “Yo te apoyo, pero dame algo a cambio”. Afiliarse a un partido o a una ONG es muy de los años ochenta, cuando la gente era más militante. Pero creo que ahora hemos perdido esa necesidad de militancia. También porque Internet es como un cajón de sastre. Cuando tienes diez pestañas abiertas, uno ya no sabe muy bien qué y a quién está leyendo.
Alejandro Serrano: El periódico de hoy es Facebook, porque engloba todos los periódicos.
Paco Inclán: Así van desapareciendo las cabeceras.
Alejandro Serrano: Tiene que dar mogollón de curro mantener una revista en papel hoy en día.
Paco Inclán: Sí, y un poco la sensación de que quizá estemos haciendo el tonto. Porque es un proyecto caro. Esto cuesta tres mil euros de imprenta. Si restamos los gastos de impresión y el porcentaje de la distribuidora, los beneficios por la venta son cero. Digo medio en broma medio en serio que cada vez que vendemos un ejemplar perdemos veinte céntimos. Por eso vivimos de las publicidades, de alguna fiesta que hacemos, de milagros… Pero es complicado. Aun así, hemos aprendido de muchos errores en estos diez números. Aunque si de los errores se aprendiera ya deberíamos ser sabios.
Alejandro Serrano: Aún vendrán los errores de la segunda etapa.
Paco Inclán: Pero bien, bien, estamos satisfechos, porque alrededor de la cabecera han salido más actividades y hemos ido viviendo experiencias, que eso también está bien.
Alejandro Serrano: ¿Por qué escribir?
Paco Inclán: Por necesidad propia. Llevo escribiendo notitas, apuntes, cuentecillos desde los quince años. Para mí es una forma de desordenarlo todo, de desaprender. Es una manera de reflexionar sobre las historias que siempre me han interesado. Otra cosa sería por qué publicar. Porque escribir es algo íntimo, pero la publicación no.
Alejandro Serrano: ¿La escritura está muy presente en tu día a día?
Paco Inclán: Sí, me encanta ir por los sitios con una libretita y un boli. Para hacer una película se requiere de mucha gente, pero escribir no, no requiere de una gran infraestructura. Para eso ya está la revista.
Alejandro Serrano: En tu último libro, «Tantas mentiras», te sitúas desde una perspectiva casi del outsider. Como fascinado de un mundo al que no terminas de comprender.
Paco Inclán: Sí, hay mucha curiosidad por nuestro extraño mundo. No me gusta encorsetar los textos con moralejas. Prefiero que el lector decida. No ofrezco respuestas a las situaciones que narro.
Alejandro Serrano: Tocas muchos géneros en el libro.
Paco Inclán: Es un libro tan ecléctico como la revista que editamos, porque no me atengo a ningún género específico. Está el reportaje periodístico, pero también la ficción. No he querido limitarme, sino contar historias partiendo de una realidad. No sé partir de otro lugar. Cuando intento sentarme para escribir un cuento, no me sale nada, y si me sale no me lo creo. Necesito conocer la realidad y a las personas que están involucradas en ella, y luego las potencio a través de la narración.
Alejandro Serrano: ¿Cuál fue tu criterio de selección de tus doce actas de viaje?
Paco Inclán: Básicamente son los que di por terminados, aunque podría haber seguido corrigiéndolos hasta la eternidad. Hay otros que se quedaron fuera, que habrá que seguir puliendo. En algún momento encontré algo de coherencia interna a los doce que se han publicado en «Tantas mentiras», aunque son de temáticas muy dispares: comunismo norcoreano, almorranas y budismo, pelota vasca, hoteles de frontera… En la presentación del libro en Zaragoza, Marta Sanuy dijo que el protagonista parecía ser el mismo en todos los relatos, supongo que estuve buscando esa homogeneidad a pesar de la diversidad de historias.
Alejandro Serrano: El humor está muy presente en tu libro ¿Crees que hoy en día pocos autores apuestan por el humor? ¿Es más sexy hablar del hastío y nadería de nuestra existencia?
Paco Inclán: Pues reírse es sexy, ¿no? No sé, a veces alguien te está contando una historia de manera divertida y luego la escribe y cambia a un tono más serio y grandilocuente, como si la escritura tuviera que sonar siempre trascendental. Reírse es saludable, sobre todo de uno mismo sin olvidarse de los demás. Además, de alguna manera el humor está siendo explotado, aparece en muchas contraportadas de libros, aunque luego en el interior no siempre encuentres la gracia.
Alejandro Serrano: ¿Por qué editar una revista en tiempos de crisis editoriales, de juntémonos para poder sobrevivir etc.?
Paco Inclán: Cooperamos por necesidad individual, ¿no? “No quiero trabajar contigo pero te necesito” (risas). Pero, al final, la cooperación también tiene un factor solidario. Ahora bien, ¿por qué editar? Bostezo es un proyecto que reúne a gente con la que me gusta trabajar y compartir experiencias. Empezó así, por las ganas de colaborar con gente que admiraba. Al final se formó un grupo con el que te apetece crecer a nivel personal y creativo. Eso por una parte. Y luego, a nivel editorial, consiste en generar una confianza con los lectores, es decir, que te vean como un filtro. Ahora que se supone que ya está todo en Internet, entonces, el lector que se acerca a Bostezo es porque confía en que va a encontrar una selección de textos interesantes. Y el que esos lectores se multipliquen es lo que hace que el proyecto se sostenga.
Alejandro Serrano: ¿Crees que hacen faltan más filtros en la red?
Paco Inclán: Creo que Internet necesita filtros. Cuando entro en Internet necesito confiar en alguien, en alguna web que me dé confianza en lo que voy a ver. O sea, una autoridad que esté relacionada con mis gustos e intereses.
Alejandro Serrano: De ahí viene también cierto desprestigio a los críticos. Como cualquiera es columnista de su propia cuenta de Facebook o Twitter, y tienen acceso a mogollón de información, ¿para qué quieren saber la opinión de otra persona?
Paco Inclán: Ahora se presenta todo de una forma muy horizontal, es decir, que tiene la misma importancia el texto de un crítico que lleva cuarenta años trabajando en un tema que el que pone cualquier tontería en Twitter. Ahora todo se iguala, y no sé si es bueno o malo.
Alejandro Serrano: “La cantidad frente a la calidad”.
Paco Inclán: Ha aumentado el acceso a la información, pero no sé si Internet ha menguado el conocimiento. Quizá no tengamos el tiempo y la selección necesaria para asumir y asimilar toda esa información. En Bostezo, la lectura es más reposada al ser en papel. No tienes abiertas veinte ventanas de historias completamente dispares. Nosotros apostamos por una forma de lectura que se está perdiendo y que hoy se considera casi anacrónica. También es verdad que el perfil de nuestra revista es para gente mayor de treinta años. Es un formato que todavía les es familiar, porque crecieron dentro de un formato de prensa más tradicional. No sé cómo verán este tipo de formatos las generaciones más jóvenes. Supongo que como el VHS…
Alejandro Serrano: ¿Pero tú crees que las publicaciones en papel están en peligro de extinción?
Paco Inclán: Yo lo veo jodido. No sé, a lo mejor desaparecen y luego vuelven como el vinilo.
Alejandro Serrano: Pero ya ha sucedido, ¿no? Vuelve como nostalgia. Editoriales como Blackie Books, Jeckyll & Jill, Aristas Martínez… Apuestan enteramente por el papel.
Paco Inclán: Sí, son editoriales que ha apostado por ofrecer un plus a los libros que no te da la lectura en una pantalla. También es cierto que en el metro cada vez hay más gente con smartphones que leyendo libros. Para mí, en Madrid, el metro es muy significativo, porque antes veía a mucha gente leyendo libros. Pero bueno, nosotros seguiremos publicando en papel. La revista nació y morirá en papel. Otra cosa es que hagamos un proyecto paralelo en Internet, pero no sé, yo asocio Bostezo siempre al papel. El papel también tiene sus ventajas: no estar enganchado a la corriente eléctrica, lectura más reposada…
Alejandro Serrano: No tener mil pestañas abiertas…
Paco Inclán: Claro, la lectura en papel sigue siendo lineal.
Alejandro Serrano: ¿Tú crees que hay cierta inercia conformista en los lectores?
Paco Inclán: Bueno, también hay gente muy crítica y leída. Aunque la lectura se está quedando en algo minoritario, al menos la lectura en profundidad. Y más ahora, con lo audiovisual. Es más fácil consumir un teaser que leer un tostón de setecientas páginas.
Alejandro Serrano: La inmediatez de la información ha tergiversado el camino al conocimiento.
Paco Inclán: Y el impacto acelerado.
Alejandro Serrano: Eso se ve en muchas esferas: la falta de compromiso. Parece que no queramos “sufrir” y “contaminarnos” de los demás para mantenernos en una individualidad pura. Preferimos el placer. Y así es como acabamos convirtiendo la realidad en un videojuego, donde acumulamos cuerpos, dinero, puntos, notas, libros…
Paco Inclán: Tenemos múltiples opciones para elegir y creo que eso también genera insatisfacción. Pero bueno, tampoco hay que ser apocalíptico. Lo digital también lo veo bien. Es lo que toca. La tendencia actual. Ya vendrán otras.
Alejandro Serrano: ¿Cuál es el mayor reto al que os habéis enfrentado en Bostezo?
Paco Inclán: Editar la propia revista. Mantener este formato y cierta independencia ya es todo un reto. Nosotros no estamos vinculados a un gran medio editorial. Hemos intentado aportar nuestra publicación partiendo desde Regional, por hacer una comparación con el fútbol. Siempre hemos mantenido nuestro criterio editorial, a pesar de las dificultades. No pertenecemos a ningún círculo ni camarilla. Funcionamos como una asociación con sede en Godella, un pueblo pequeño. Y eso es un reto también. Partimos de una base social periférica, pero también queremos proponer y aportar. Eso es una dificultad añadida. Encontrar distribución y difusión, es decir, un cierto calado en círculos culturales que no frecuentamos. Pero bueno, no es como queja, sino como reto. Lo maravilloso ha sido el aguante que hemos tenido manteniéndonos desde donde partimos.
Alejandro Serrano: O sea, que de la idea inicial que teníais cuando proyectasteis Bostezo a lo que se ha ido convirtiendo, ¿esperabais que fuera a pasar todo esto?
Paco Inclán: Pensaba que ahora estaríamos ganando mucho dinero, teniendo una gran plantilla con mucha gente contratada. Héctor Arnau, editor literario de Bostezo, cuenta con mucha gracia el día que llegué a su casa y le dije: «Oye, que lo de la librería no, mejor una revista». Como si realmente le viéramos salida comercial a editar una revista de arte y pensamiento. Pura ingenuidad.
Alejandro Serrano: O sea, que la idea inicial era hacer una librería.
Paco Inclán: Cuando llegué de México empecé a contactar con gente para hacer algo cultural. No quería proponer un bar con actividades culturales, sino un producto cultural. Y entre las cosas que se barajaron estaba la librería. O sea, grandes negocios. Nichos de mercado. Hasta que pensamos que la mejor forma de enriquecernos sería con una revista. Al final, fuimos tan plastas presentándola que se fue sumando más gente. Para diez números hemos hecho unas sesenta presentaciones, incluyendo una en un café etíope en Oakland y otra en un psiquiátrico en la avenida del Puerto. Lo que traducido en otros términos significa dar mucho la lata.
Alejandro Serrano: ¿Qué relevancia le das a las intervenciones públicas? ¿Funciona a la hora de promocionar un producto cultural?
Paco Inclán: Claro, ahora no se puede crear una cosa y quedarse en casa quejándote de que nadie te hace caso. Hay que mostrarla, enseñarla, seguir a un determinado tipo de público… Y para eso hay que estar. En esta era tan tecnológica, organizar un sarao casi es una terapia grupal. Muchas veces hemos hecho fiestas alrededor de la revista y no hemos vendido ningún ejemplar, pero bueno, has generado una red que luego te va a apoyar. Creas contactos, sales del chat… Por ejemplo, en la fiesta de El Lomo de Bostezo, donde cerrábamos la foto del lomo que componen todos los números, vino mucha gente que desde el principio ha apoyado el proyecto. Aquel encuentro fue casi mágico. Y funciona también para mantener ese espíritu.
Alejandro Serrano: Gente guapa.
Paco Inclán: Sí, sí. Apetece seguir editando Bostezo. Además, se pueden tocar muchos temas. Podemos hacer lo que nos dé la gana, porque es nuestra. Por eso, ya te digo, lo bueno de este proyecto es la independencia que tiene. No hay ningún condicionante publicitario ni editorial. Otra de las ventajas que le veo al papel es el límite de extensión, porque te obliga a seleccionar y recortar para condensar el espacio. Esa labor de edición en la información, creo que es positivo.
Alejandro Serrano: ¿Cuál es tu criterio de selección tanto de autores como de temas?
Paco Inclán: Siempre hemos intentado que el perfil no fuera muy académico, aunque hay gente que aún se nos queja de que hay «ladrillos». Pero bueno, ¿cuál es el equilibrio entre la cultura popular y la academia? Por ejemplo, nosotros hacemos números monográficos, pero no para especialistas. Intentamos divulgarlos a un público amplio, intentando a su vez no caer en la banalidad. El criterio, en definitiva, es que no tenga un tono académico especializado ni tampoco uno superficial. Pero a veces se nos va de las manos por algún lado. Es un equilibrio casi imposible.
La revista la componemos entre varios. Y lo bueno de cuando proponemos un tema en Bostezo es que cuando lo lanzamos los suscriptores enseguida nos mandan sugerencias, y eso nos lo facilita mucho. Porque nosotros, en cada número, empezamos de cero. No somos “todólogos”. En cada número damos un salto temático. Por eso, tenemos que volver a buscar a los autores de cada monográfico… Alba Rico es el único que se ha mantenido desde el principio. Hay una estructura fija en la que contamos con el diseñador, el redactor-jefe, dos directores de arte, la correctora,… y a partir de ahí, nos vamos abriendo a más colaboraciones.
Alejandro Serrano: Cuidáis todos los aspectos de la revista.
Paco Inclán: Totalmente. Sonia Vives, nuestra correctora, es un hacha encontrando erratas. Y casi todas las imágenes de la revista son encargadas. Dependiendo del texto, Sergi Inclán y Montse De Mateo, los directores de arte, buscan expresamente a un ilustrador o fotógrafo. Es un curro añadido. Al final, hemos conseguido un círculo de ilustradores y fotógrafos de la ciudad. Hemos intentado cuidar la imagen al mismo nivel que los textos. Es decir, que sea una revista de pensamiento no tiene por qué ser pesada y grisácea, puede tener también riqueza visual.
Alejandro Serrano: Y humor…
Paco Inclán: Se intenta, hay una sección de humor.
Alejandro Serrano: ¿Crees que hace falta más sátira en las revistas locales?
Paco Inclán: Valencia ha sido una cuna de revistas satíricas. En los años treinta, Valencia tenía muy buenas referencias. Pero también se perdió con el franquismo. La misma La Traca, cuyo editor fue fusilado en 1940, era una revista salvajemente satírica. Pero sí que es verdad que ahora no hay un Mongolia valenciano, por ejemplo. Nosotros lo intentamos, de vez en cuando, pero tampoco somos muy de chistes descalificativos. Tenemos la sección Bostezo del futuro que es de coña completamente.
Nosotros partimos de una mirada irónica ya desde el mismo nombre de la revista. Mantenemos una mirada relajada, de «os vamos a dar arte y pensamiento, pero nos llamamos Bostezo». No hay solemnidad. Bostezo te relaja desde su cabecera. Porque se puede ser serio y divertido, ¿no? Como dice Julián Hernández, de Siniestro Total: “Lo contrario de divertido no es serio, es aburrido”. Es decir, que a veces se puede ser serio con rigor pero manteniendo cierta diversión. Al menos, intentándolo.