Tomás Gorria Ortega.
El 21 de noviembre de 1891 fue inaugurado el ramal Empalme-Bétera que complementaba la línea València-Llíria, que la Sociedad Valenciana de Tranvías había iniciado en agosto de 1887, una línea que comunicaba la ciudad desde la Estacioneta hasta las localidades del Norte de València, en las que se había empezado a construir segundas residencias de la burguesía valenciana en busca de tranquilidad y un poco de aire fresco.
Residenciales con la firma de arquitectos de prestigio
Durante el primer tercio del siglo XX algunas de estas familias empezaron a construir algunas residencias de gran calado y recurrieron a los principales arquitectos para encargarles sus proyectos. En el caso que nos ocupa, en la localidad de Rocafort, podemos encontrar algunos ejemplos muy característicos, que convierten a la población en un interesante muestrario de la arquitectura valenciana. Un recorrido por la población (sobre todo por la denominada “Colonia”), al norte del casco antiguo, ofrece viviendas unifamiliares de firmas tan relevantes en la arquitectura valenciana de principios del XX como las de José María Cortina, Mariano Peset, Gómez Davó o Javier Goerlich. Pero también podemos recorrer el siglo XX con obras firmadas, entre otros, por Juan José Estellés, Manuel Portaceli, Jiménez de La Iglesia, e incluso repasar la arquitectura más reciente con proyectos de Antonio Altarriba, Fran Silvestre o Ramón Esteve. Una circunstancia que reclama algun tipo de publicación, a modo de guía, que recoja toda esta variedad de estilos y de firmas, una buena e ilustrativa muestra de la arquitectura valenciana contemporánea.
Las escuelas municipales de Rocafort
La tipología más recurrente de estos proyectos es la de la vivienda unifamiliar, pero en el caso que nos ocupa hablaremos de un edificio que no corresponde a este tipo de proyectos: se trata de un edificio que tiene su acento en lo social y educativo: las escuelas municipales de Rocafort. Estas escuelas, construidas en la Segunda República en el corazón del casco antiguo de la población, constituyen uno de los edificios más emblemáticos de esta localidad de l’Horta Nord y es un proyecto que destaca por su sencillez formal y porque su silueta recuerda a otras construcciones similares del racionalismo valenciano. Hay elementos singulares: su estructura simétrica, la gran superficie de ventanales o la aparición de rampas en lugar de escaleras, que dan entrada a las aulas y aportan accesibilidad.
Autoría
Diversas fuentes atribuyen la autoría del proyecto a Alfredo Baeschlin, arquitecto suizo afincado en aquel momento en Godella y que colaboró con Goerlich en diversos proyectos. En la propia localidad de Rocafort podemos encontrar el chalé de los Dinnbier, una obra de Goerlich en la que probablemente colaborara el propio Baeschlin. En 1931 Baeschlin firma un original proyecto de merendero que finalmente no llegó a realizarse; la coincidencia cronólogica y las evidentes similitudes formales (las formas naúticas…) de ambos proyectos pueden ser el motivo de esa atribución.
Cort Botí
Por otra parte el hecho de que en la colección digital de los archivos de la Biblioteca Valenciana que corresponden a las fotografías de Barberà y Masip, encontráramos recientemente copias de gran calidad y detalle del edificio en la carpeta titulada “Obras de José Cort Botí” nos hizo sospechar que también pudieran ser obra suya, ya que Cort realizó también edificios similares. La realidad era distinta…
Tesis doctoral
Carlos José Gómez Alfonso (Profesor Doctor del Departamento de Proyectos Arquitectónicos de la UPV), ha estudiado y publicado su tesis doctoral sobre las construcciones escolares realizadas en Valencia entre 1857 y 1970. En su artículo publicado en la revista Artigrama, de 2019 comenta: “Es precisamente en estas escuelas en la provincia de Valencia donde podríamos observar vínculos con la producción internacional, afín al Movimiento Moderno… En los trabajos realizados desde la Oficina Técnica, podemos observar dicha influencia en los proyectos de Vicente Eced y Eced, más probablemente por una cuestión estilística, con referencias al Art déco y al Expresionismo, como en la escuela unitaria construida en Rocafort de 1931 (proyecto redactado y firmado desde la O. Técnica por V. Eced, y habitualmente atribuido, no acertadamente, a Alfredo Baeschlin)”.
Vicente Eced
En este artículo, el autor adjunta algunas de las imágenes citadas y el plano del proyecto. Quizás Baeschlin o el propio Cort (en su condición de delegado en Valencia de la Oficina Tecnica de Construcción de Escuelas) colaboraran de alguna forma con el proyecto en su proceso de edificación, pero el proyecto original, que responde fielmente al edificio construido, es obra de Vicente Eced, como demuestra su firma inequívoca en el plano. Gómez Alonso también destaca otro de los proyectos escolares de Eced, este de mayor volumetría, las escuelas graduadas en Aldaia, de 1933, aunque lamentablemente no llego a ejecutarse.
La revista La Escuela Moderna, (de enero de 1933) refleja el coste de la obra: Por Orden Ministerial del 30 de diciembre de 1932, se aprueba abonar una subvención de 36.128,01 pesetas sobre un presupuesto total de 48.170,68, para la construcción de un edificio con destino a dos Escuelas unitarias, una para niños y otra para niñas en el pueblo de Rocafort (Valencia). Por su parte, Albert Pérez Marco, en su libro Crónica de Rocafort indica: “en sessió del 15 d’abril de 1929 l’Ajuntament aprovà que foren construïdes noves dependències escolars. L’edifici s’ubicà en el carrer de Transagrario i el 10 d’octubre de 1933, D. José Cort Botí, arquitecte escolar de la província de València, feu entrega a l’alcalde de Rocafort, Pasqual Andrés Roca, del nou edifici escolar, en el qual l’aula de l’est era per a xiquets i l’altra per a xiquetes.”
Vicente Eced (Valencia, 1902, Madrid 1978) es un arquitecto valenciano, que no es especialmente reconocido en la historia de la arquitectura valenciana, posiblemente por que la mayor parte de su trabajo lo realizó fuera de la Comunidad Valenciana y quizás también porque fue inhabilitado tras la guerra civil (fue capitán del Ejercito Republicano). Desde sus inicios trabajó con el arquitecto Luis Martínez-Feduchi y en el año 1934 ambos arquitectos recibieron la Medalla de Segunda Clase en la Exposición Nacional de Bellas Artes por su proyecto y construcción del Edificio Carrión ubicado en la Gran Vía, también conocido como Cine Capitol, uno de los edificios más icónicos y reconocibles de la capital de España.
Casualmente, los dos proyectos (el de Rocafort y el de Madrid) fueron realizados el mismo año, en 1931, con escasos meses de diferencia y, salvando las distancias por las dimensiones de ambos proyectos, no creemos que sea desafortunado establecer una comparación y una relación formal y estilística, en las coordenadas del expresionismo racionalista. Si Madrid y Rocafort ya estaban hermanadas por su pertenencia a la red de ciudades Machadianas, esta nueva conexión puede aportar nuevas relaciones. Quien sabe si el propio Antonio Machado rememorara la Gran Vía de Madrid con las escuelas de un pequeño pueblo de la huerta valenciana en el que pasó algunos meses y donde escribió versos como este: “¡Madrid, Madrid; qué bien tu nombre suena, rompeolas de todas las Españas!”,