El estudio de diseño valenciano crea el interiorismo de una vivienda caracterizada por grandes espacios abiertos y la presencia destacada de la luz natural.
estudi{H}ac, estudio valenciano fundado por el diseñador industrial José Manuel Ferrero (Ontinyent, 1978), afrontó el diseño integral de interior en esta vivienda de 120 m2 situada en la ciudad de Valencia, a partir de la eliminación de la tabiquería innecesaria que permitiera la creación de grandes espacios abiertos. La mayoría de las estancias se sitúan en la misma planta, a excepción de un estudio al que se accede mediante una escalera de dos tramos.
Esta presencia de espacios abierto es una característica principal en el proyecto,a la que se añade la potenciación de la entrada de luz natural a través de grandes ventanales. El resultado es una casa de lineas rectas en combinación con distintas texturas, jalonada por la presencia de piezas de decoración creadas ex-profeso por el propio estudio, además de las incorporadas procedentes de otros diseñadores.
El acceso a la vivienda se realiza por medio de un recibidor que cruza la planta actuando como divisor. El recurrente aparador del vestíbulo ha sido dotado de unas lámparas de pie que contrastan con las paredes en blanco, de modo que personalizan la estancia, otorgando un carácter singular. Los grandes espejos serigrafiados que reposan contra las paredes, a pesar de la amplitud de la vivienda, conceden un mayor espacio visual. El linea recta, el recibidor pasa por delante del aseo de cortesía y conduce hasta el aseo del dormitorio principal, ubicado en la zona izquierda de la planta, al igual que la cocina. En el lado derecho se sitúan el salón, comedor y escaleras por las que se accede al estudio. El color blanco es el común denominador en las paredes de la vivienda, a excepción de dos de ellas, pintadas en tono chocolate. El rodapié ha sido realizado en DM lacado en blanco, mientras que la carpintería, fabricada a medida para el proyecto es de roble gris lacada en wenge.
El salón, una de las estancias de la casa que recibe una mayor cantidad de luz natural gracias a su acristalamiento, ha sido decorado con cuatro piezas esenciales que marcan de manera rotunda su interiorismo: sofá tapizado de tres plazas, dos poufs (uno de ellos diseñador para la mascota de la casa) y el aparador sobre el que descansa la televisión. La dualidad cromática entre blanco y negro se ve rota por la presencia del amarillo-limón, que se reserva para la alfombra y la mesa de centro. El comedor se sitúa contiguo a este salón y supone una continuidad previsible basada en una entrada de luz natural similar a este.
La cocina, situada en el lado opuesto de la vivienda, ha sido diseñada específicamente para este proyecto y se caracteriza por frontales de melamina blanca lacados en blanco brillante con encimera del mismo color. Por último, señalar que el dormitorio principal apuesta, al igual que el salón, por el contraste entre gris wenge y amarillo.
Fotografías de Susana Aréchaga y Luis M. Ambrós.