Charlamos en el Centre del Carme con el diseñador Vicent Orts.
Texto: Paco Ballester
Producción reportaje: Tomás Gorria
Fotografías: Kike Taberner
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¿Quién es Vicent Orts?
Un chico de Vinalesa con curiosidad por los objetos.
¿Cuál es tu formación? ¿Por qué te planteaste estudiar diseño?
Soy graduado en Ingeniería en Diseño Industrial y Desarrollo de Productos por la Universitat Jaume I. Me interesaba la combinación entre la parte artística y la parte técnica. No tenía muy claro lo que era, pero sabía que o eso, o nada.
¿En qué ciudad desarrollas tu actividad actualmente?
En Valencia. Pero por mi manera de trabajar he de desplazarme mucho, cosa que me encanta.
¿Cómo fue tu paso desde la Jaume I al mundo profesional? ¿Qué dificultades encontraste?
Imagino que como el de todo recién graduado, con mucha confusión y aprendizaje. Entendí que la Universidad es solo un esbozo general de lo que puede pasar, que no profundiza mucho en nada. Aprendí que cada trabajo se enfoca desde un punto de vista muy concreto al que hay que adaptarse y sumar.
Paralelamente, iba haciendo mis pequeños proyectos y ejercicios, que hubieran sido impensables en la universidad, intentando descifrar que era lo que me interesaba y llamaba mi atención.
¿Te consideras en cierta medida parte de una generación? ¿Estás implicado en el mundillo del diseño en València?
Me gusta pensar que sí, que cada uno, desde su proyecto, aunque parezca de manera distante e individual, vamos en la misma dirección, de manera que se elimina la competición y se trabaja en cooperación. Creo que es un lujo tener amigos como referentes.
El hecho de estudiar y vivir en Castellón y estar trabajando en el extranjero me ha hecho estar un poco distante. Pero poco a poco me siento mucho más implicado.
Has realizado colaboraciones internacionales como en el caso de la pieza Galló. ¿Cómo entras en un proyecto de este tipo?
Realmente es un proyecto barcelonés. Participar fue muy sencillo. Conocí el proyecto porque en la primera edición del proyecto participaron muchos diseñadores catalanes que admiro, como Banzai Turba. En la segunda edición, abrieron un open call para que cualquiera pudiera mandar su portafolio, lo mandé y me seleccionaron.
Has formado parte del proyecto Intercrea, que este año hemos podido ver en la ciudad de València. ¿Qué te ha aportado la participación?
Intercrea es un proyecto super bonito que gestiona Vicent Clausell junto a la UJI. Gracias a ellos, pudimos, como estudiantes, trabajar junto a la empresa catalana Mobles 114, para diseñar y prototipar un producto que pudiera encajar en su colección. Además, tuvimos la oportunidad de tener un stand en el NUDE y en el instituto Cervantes en Milán durante el Salone del Mobile, cosa que nos abrió muchísimo los ojos.
Fue la primera vez que nos enfrentamos a una situación de diseño real, con comunicación directa con la editora, donde aparecían restricciones de fabricación y optimización de recursos tantom ateriales como humanos.
En ese momento no lo valoré como debía y ahora me siento super afortunado de haber podido participar. Creo que este tipo de iniciativas se deberían apoyar más y que las universidades han de hacer el esfuerzo de llevar a sus alumnos a ferias internacionales. Es muy importante para ver qué hay más allá.
Para tus diseños empleas materiales básicos, sostenibles y duraderos: madera o metal. ¿Qué filosofía sostiene estas elecciones y qué pretendes transmitir con ello?
Realmente, la mayoría de veces no elijo el material. El material está ahí. Aprovecho materiales sobrantes que alguien no utiliza o que ya no están en condiciones de cumplir la función con la cual fue concebido, así que vienen dados por el contexto y las circunstancias. A partir de ahí, me gusta estudiarlos, ver para que se han utilizado en el pasado y ver como puedo aprovecharlos de manera que tenga sentido y cumplan con el objetivo que se quiere conseguir.
¿Es la sostenibilidad un aspecto clave e imprescindible en tu trabajo? ¿Por qué motivos? ¿Crees que el diseño será sostenible o no será?
Hoy en día, la sostenibilidad es una obligación, no un hecho a destacar. A partir de ahí cada uno lo trabaja desde el punto de visa que mejor se adapta al proyecto en cuestión.
Creo que acabar con el consumismo compulsivo y desacelerar es realmente la forma más urgente para ser sostenibles. Por ello, trato de aprovechar al máximo los recursos existentes, evitando el consumo de nueva materia prima. Así que mi trabajo es repensar y transformar los recursos disponibles, muchas veces mal-llamados basura, para hacerlos útiles otra vez.
Tal y como existe la gastronomía de kilómetro 0, ¿deberíamos reivindicar un diseño de kilómetro 0?
Este es un concepto que me interesa mucho. Es algo que ha quedado en evidencia tras la pandemia, el desabastecimiento de materias primas, la subida de precios por cuestiones geopolíticas, etc.
Diseñar y producir, en y para un contexto concreto, crea una historia que nos vincula emocionalmente con el resultado. Es muy bonito poder explicar de dónde viene lo que tenemos, cómo cuando heredamos algo. Reduce costes de transporte, fortalece la economía local, puede apoyar a comunidades, … Hay muchas maneras alternativas a la manera “común” de diseñar y producir que debemos explorar. Me interesa más diseñar la metodología y el proceso que el producto final.
En cierto modo, estas elecciones encierran también un respeto por el trabajo artesanal y tradicional. ¿Recoges en tus diseños aspectos del pasado familiar o social?
El pasado social es algo que me atrae mucho, es una herramienta para vincular emocionalmente al usuario y al producto.
Por otro lado, me interesa buscar referencias en la artesanía porque los artesanos han trabajado toda la vida con un mismo material, de manera que son expertos, si toman ciertas decisiones, son por algo. La tradición es otro factor del cual aprender, ya que hay recursos que han sido testados mediante ensayo y error durante muchísimas décadas, y siguen vigentes. Dicho esto, también hay que ser crítico y cuestionarlo todo.
El cuchillo Galló es un buen ejemplo. Para el mango utilicé madera de naranjo, porque antiguamente se usaba como mango de algunas herramientas y es un material que nos rodea en la Horta Nord, pero que, actualmente, solo se usa para leña. Fue curioso que enseñé los cuchillos a gente que lleva trabajando en la huerta toda la vida y no sabían qué tipo de madera era.
¿Entiendes tus diseños por “artefactos”? Es decir, y pese a que no los incluyan en algunos casos, ¿procesas o conceptualizas estos diseños como “mecanismos”?
No los entiendo tanto como artefactos como tal, pero sí que la metodología hasta llegar a ellos es muy similar. Hay un fenómeno que se da en los contextos precarios, donde la gente, desgraciadamente por necesidad, se estruja la cabeza para sacar el máximo provecho de las pocas cosas que tiene, y creo que es algo de lo que tenemos mucho que aprender y aplicar en nuestro día a día. Yo, lo traslado al diseño industrial, estudiando el material que hay disponible para ser lo más eficiente posible.
Los campesinos de l’Horta Nord de València son un ejemplo de esta cultura del aprovechamiento o apanyisme valencià, como nosotros lo llamamos. Es una parte del mensaje que queremos transmitir con el proyecto de Artefactes, que inicié hace un año junto a Pau Pardo, donde documentamos las herramientas autofabricadas de l’Horta, híbridos donde la funcionalidad y la personalización se imponen a la estética y la estandarización. Una manera particular de entender la relación con el entorno y con los objetos.
Por otro lado, en tus diseños creo que existe un doble juego, o, mejor dicho, una doble capa. ¿Invitas al usuario a “descubrir” los objetos que diseñas, más allá de un simple primer vistazo?
Esto es el reflejo de algo que me atrae del diseño que admiro. Me encanta descubrir poco a poco las decisiones que un diseñador ha tomado para llagar al resultado, y ver como todo encaja y está justificado. Algo que a simple vista parece sencillo, pero que esconde muchos detalles y que, de alguna manera, a través de su sencillez esconde complejidad o viceversa. Algo que es aparentemente muy complejo, pero que viene a través de un proceso muy sencillo y lógico.
He “detectado” en algunos de tus diseños, caso de concrete table, un componente artístico, ¿estás de acuerdo con esto? ¿en caso positivo, es esto deliberado o es una consecuencia del propio diseño?
Sí, realmente responde al briefing. Es una mesa para Zape, una galería gestionada por el escultor Guillermo Ros, en Alboraia, que forma parte de FAM, la última exposición. Realmente el componente artístico es un resultado lógico, al cual se llega a través de un proceso de diseño. La condición inicial era crear una mesa para un personaje de cemento, de manera que la mesa debía de ser de cemento para crear ese vínculo entre los dos elementos. Como el cemento es uno de los materiales más contaminantes del planeta, no queríamos usar nuevo. Así que buscamos en diferentes zonas donde había escombros, y muy cerca de la galería, encontramos los bloques rotos que combinamos para crear la superficie, y que una vez terminada la exposición, volverán a su ciclo de reciclaje.
El ejercicio de unir piezas irregulares, rotas al azahar, es algo que me interesa mucho, me parece todo un reto hacer algo útil partiendo de esta materia prima. Además, se llega a resultados que son imposibles de pre dibujar, a los cuales solo se puede llegar a través del azahar y la experimentación física con el material en cuestión.
Por tus trabajos, no parece que te interese el diseño de mobiliario al uso en estos momentos. ¿Estoy en lo cierto? ¿En algún momento te has planteado incidir en este campo?
Sí que me interesa, mucho, cada vez más. Me gusta mucho trabajar bajo restricciones y condiciones, y entre ellas sacar el máximo provecho. Actualmente, la mayor restricciones con la que trabajo es el material del cual dispongo y los formatos en los que me lo encuentro, ya que de normal suelen ser retales con diferentes medidas. La industria y el mobiliario al uso tiene otro tipo de restricciones que me interesan mucho. Entra en juego la línea de producción, la optimización de procesos, la mano de obra, la distribución, ergonomía, ensamblaje, … Me parece un reto muy entretenido hacer que todo encaje.
Por otro lado, creo que cada proyecto merece su resultado, en el caso de la mesa de cemento no tendría sentido otro tipo de mesa más común, en cambio, el sistema de estanterías para Recreo, responde a los cánones de mobiliario al uso, porque así había de ser.
Tu hermana también se dedica al diseño. ¿Casualidad? ¿Gen familiar? ¿Existe algún antecedente familiar?
No es casualidad, ella se dedica al diseño gráfico, que realmente guarda ciertas distancias con el diseño industrial, pero sabe muchísimo de diseño de producto.
Desde siempre me ha apoyado en lo que he hecho y ha sido muy crítica cuando tenía que serlo. Ella fue la primera que me abrió los ojos a diseñar de manera diferente, le encantan las metodologías de trabajo y los procesos que se salen de la norma. Estamos muy unidos y hablamos mucho, nos pedimos consejo y compartimos opiniones, creo que nos fiamos mucho del criterio del otro. Es un pilar fundamental en esto.
Mi madre es profesora, mi padre ingeniero industrial y mi hermana diseñadora. Es un gran caldo de cultivo para un diseñador industrial. Durante un proyecto siempre pienso en como explicárselo a ellos, si encuentro la manera, es que va por buen camino.
¿Cuáles son tus objetivos y proyectos a corto plazo?
A corto plazo quiero que sigan saliendo proyectos y no parar. Actualmente, estoy trabajando en algunos muebles para la casa de mi hermana, con los que estoy muy motivado.
¿Conoces y visitas el Centre del Carme? ¿Qué te transmite este espacio y su propuesta?
Me parece un espacio muy vivo, donde están pasando muchas cosas necesarias. Me hace muy feliz ver que últimamente se apuesta por exposiciones de diseño, como Perque soc així? de Juli Capella, NUDE. 20 ANYS. 20 DISSENYADORS, o JAIME HAYON: INFINITAMENTE. Ojalá sea algo habitual a partir de ahora.
Es muy necesario que la gente entienda la importancia del diseño industrial, ya que lo usamos cotidianamente y no somos conscientes del trabajo que hay detrás de cada objeto, para usarlo diariamente sin darnos cuenta. Creo que el diseño debe de entrar más en los museos, y no tener miedo de usarlo como herramienta para comunicar, es otro tipo de escultura.