Charlamos con la diseñadora Carmen Errando en el Centre del Carme.
Producción de la entrevista: Tomás Gorria
Fotografías: Kike Taberner
Texto: Paco Ballester
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¿Quién es Carmen Errando?
Carmen Errando: Una chica nacida en Valencia, muy curiosa con poca memoria y muy dispersa.
Tu familia siempre ha estado ligada al arte, el diseño, la fotografía o la creatividad. ¿Alguna vez te planteaste un camino diferente a este?
Carmen Errando: Nunca fui una niña que tuviera claro a qué se quería dedicar de mayor. Tampoco era consciente de a qué se dedicaba mi familia, vivía bastante ajena y por otro lado, con total naturalidad el hecho de estar en ambientes rodeados de diseño o escuchar conversaciones de adultos en las que el arte o la estética se debatían y comentaban. Uno no escoge dónde nacer, sencillamente es tu realidad y siempre la viví con naturalidad. Algo que me han repetido mis padres es que debo dedicarme a lo que me haga feliz, aun hoy me repiten ese mantra. Y cuando me paro a pensar en mi trayectoria, me siento muy afortunada ya que en mayor medida mi camino laboral está enfocado a ir hacia lugares que me hagan sentir bien.
Con los antecedentes familiares de los que hemos hablado, ¿supone tu trabajo una mayor cuota de responsabilidad?
Carmen Errando: Sin lugar a duda, tengo total admiración por el trabajo que ha realizado mi familia a nivel creativo y me produce un respeto absoluto. También aprendí y aprendo de todos ellos, algo que no tiene que ver con la creatividad que me produce misma o más admiración, la capacidad de trabajo. Si algo he aprendido de mi familia es que hay que currarse mucho las cosas y disfrutar de ello. Sea en el campo que sea, todos tienen una pasión, una vitalidad que me encantaría haber heredado.
Desde muy joven has trabajado para distintas cabeceras de moda, ¿te resultó sencillo dar el salto al mundo profesional? ¿Cuál fue el aspecto más difícil?
Carmen Errando:Supongo que fue una mezcla de suerte, valentía y muchas ganas de trabajar. Aproveché las prácticas de verano de la universidad para aprender y hacer ver que podía levantar trabajo. Y al llegar septiembre me preguntaron si quería quedarme. Compaginé el final de mi carrera a distancia, aprender a vivir sola y llevar una vida profesional completamente de adulta, tenía 22 años. Aunque no lo recuerdo como algo difícil, tenía muchísima energía, y ganas de aprender absolutamente de todo. Cuando algo te gusta, no importa que se te haga muy de noche trabajando porque estás flipando y sacar adelante el trabajo te motiva. Realmente de esa época guardo un recuerdo precioso, siempre estaré agradecida de haber aprendido codo con codo con profesionales con tanta experiencia. Yo era una cria que no sabía nada y confiaron en mí, aun no acabo de entender qué vieron…
Desde hace algún tiempo compaginas tu trabajo con la docencia. ¿Cómo surgió esta oportunidad? ¿Qué es lo que más te sorprende de tus alumnos?
Carmen Errando: Siempre me ha dado mucho reparo, aun me sucede. No acabo de estar cómoda en este roll de enseñar, porque siento que yo aun tengo muchísimo por aprender. Me pidieron que diera una clase contando cómo era mi trabajo, y enfocándolo así me atreví.
Nacho y yo damos clases juntos, reflexionamos mucho acerca de la educación, qué tipo de profesores queremos ser, sobre cómo nos gustaría que fuera nuestro sector en el futuro. Somos conscientes de que los alumnos de hoy quizá en el futuro sean colegas. Tratamos de que los alumnos se relacionen mas allá de las aulas, que creen escena. Todavía no tengo claro cuál es el método correcto para tocar la tecla de un alumno que llega a clase sin ganas ni interés, pero a veces sucede, que acaba la asignatura y se te acercan para darte las gracias por haberle descubierto a lo que se quieren dedicar. Eso es muy bonito. También hay frustración por el camino, y hacemos autocrítica no siempre logras ser un buen profesor.
¿Te sientes cómoda con tu trabajo actual? ¿Te gustaría explorar otros caminos a corto plazo?
Carmen Errando: Sin duda estoy en un buen momento laboral, también personal. Estoy viviendo en Valencia, eso quiere decir más cerca de mi familia y amigos, pero sin renunciar a mi trabajo. Implica viajar mucho, pero eso me encanta. Pasar tiempo en hoteles sola me resulta muy romántico, me permite tomar distancia de mi día a día y valorarlo todo. El volver a casa con el trabajo bien hecho es una sensación buenísima.
Estoy con mi recién nacido proyecto VALE Objects, con muchas ideas que estoy deseando aterrizar. Estoy segura de que me va a llevar a sitios nuevos y solo el hecho de imaginarlo ya me motiva.
Colaboras con tu hermano en un proyecto conjunto. ¿Trabajar con la familia tiene más ventajas o inconvenientes?
Carmen Errando: Si tengo que decidirme tiene más ventajas, aunque en ocasiones las comidas de domingo se han convertido en reuniones de trabajo y mi madre o nuestras parejas se miran como diciendo: “ya están estos dos hablando de sus cosas”. Solemos evitarlo, y en general se nos da bien cortar y ponernos en modo solo hermanos.
¿De qué manera os complementáis? ¿Compartís una misma visión creativa?
Carmen Errando: Somos casi gemelos, nos llevamos un año. Eso quiere decir, que hemos tenido vivencias muy similares, hemos compartido imaginario y experiencias hasta que cumplimos los 18 y nos fuimos cada uno a una punta a hacernos mayores jaja
En ocasiones Nacho es el responsable y el organizado, otras soy yo la que hace ese papel. Es muy curioso porque dependiendo de la tipología del proyecto nos comportamos diferente.
Nacho y yo tenemos universos diferentes, él más cercano al cine y yo a la moda. Desde hace un tiempo él está muy con los tebeos y novelas gráficas y yo más con artesanías. Pero algo que nos acerca siempre a la hora de crear un proyecto común es que nos tenemos muchísima admiración. Así que nos resulta fácil escucharnos y aceptar las ideas del otro.
Muchos de los proyectos audiovisuales desarrollados desde Enredo tienen puntos de contacto muy visibles con la moda. ¿Ha sido siempre la moda un mundo que te ha atraído?
Carmen Errando: Si, desde siempre me ha interesado. Mi madre tiene algo que ver con ello seguro, me llevaba de ‘opinadora’ cuando se iba de compras, decía que era muy sincera.
En realidad, me interesa todo lo relacionado con la imagen, la belleza, siento Stendhalazos continuamente pero no solo con el arte, lo percibo con un zapato bien hecho, con un desfile, con un interiorismo, un objeto… Hace poco buceando, viendo un paisaje marino, los corales impresionantemente bellos, la paleta cromática era perfecta, los rayos de luz, las sombras, los reflejos de los peces…
En Enredo hemos realizado muchos proyectos con marcas de moda, nos gusta mucho, es un mundo en el que encontramos verdadera libertad creativa, menos mandatorios y una exigencia estética que nos motiva.
Hoy en día sigo trabajando en moda. Desde hace unos meses he vuelto a colaborar para Telva. Me encanta la moda, y también dedicarme no solo a ello.
¿Recuerdas cuando comienzas a sentirte atraída por el universo creativo? ¿Cuáles son tus referentes?
Carmen Errando: No sabría decir, quizá siempre. ¿Mis referentes estéticos o humanos?
Es una pregunta complicadisima, siempre me pongo nerviosa al contestarla.
Mi referente es mi madre, puede sonar a topicazo, pero como ser humano es fascinante. También Maite Sebastiá fue un super referente en mis primeros años en el mundo laboral, hoy en día la sigo admirando muchísimo.
Ahora diré una serie de nombres relacionados con el diseño, la moda y el arte que de un modo u otro me inspiran, me dejaré miles sin nombrar: Georgia O’Keefe, Meret Oppenheim, Alberto Giacometti, Miuccia Prada, Alexander Calder, Phoebe Philo, Simon Jacquemus, Gaetano Pesce, Lea Colombo, Estrella Morente, Miguel Milá…
Por último, ¿sueles visitar el Centre del Carme? ¿Qué te atrae de este espacio?
Carmen Errando: La localización en sí es imponente, tiene la solemnidad y la paz que poseen algunos edificios religiosos, y me fascina el contraste con su uso actual desacralizado. La mezcla de elementos medievales con las propuestas artísticas contemporáneas, no solo me gusta conceptualmente, estéticamente funciona.
Voy frecuentemente a visitar las exposiciones, y también a los eventos musicales, es increíble bailar en el claustro y ver las luces láser reflejando en piedras del siglo XVI.