Por su interés, reproducimos el artículo del crítico Manuel Garrido, publicado en la revista Lletres Valencianes.
Por MANUEL GARRIDO BARBERÁ
Crítico de arte y gerente de APIV COLECCIÓN LIBROS PARA EL MAÑANA
En una ocasión escuché decir a Vicente Ferrer –coeditor de Media Vaca junto a Begoña Lobo– que lo mejor que le puede pasar al libro infantil es precisamente que no esté hecho por especialistas en libro infantil. Aquella sentencia socarrona dejaba aflorar una preocupante cuestión de fondo: existe una tendencia en el mundo –y por tanto, también en el mundo editorial– a tratar a los niños y niñas como si fueran personas no pensantes o, dicho sin paliativos, como si fueran absolutamente idiotas.
Afortunadamente, la propuesta editorial de Media Vaca no sólo se sitúa en el lado opuesto a esta tendencia –y en realidad a casi cualquier tipo de tendencia– sino que además lo hace poniendo un listón tan alto que pocas son las editoriales españolas que puedan resistir una comparación en términos cualitativos. Dado el reducido tamaño de su plantilla, resulta heroico que desde 1998, Media Vaca haya publicado más de cincuenta libros que han cosechado premios y elogios en todo el mundo, incluyendo varias ediciones de la Bologna Children’s Book Fair.
Libros profusamente ilustrados, con una exquisita selección de autores y con dos objetivos tan claros como inusuales: en primer lugar, satisfacer el caprichoso gusto de sus editores, y, en segundo lugar, dinamitar los muros que separan la literatura de la literatura infantil. Tal vez estos objetivos y el alto nivel de exigencia de sus libros no constituyan la propuesta comercial más inteligente comercialmente, pero sin duda la recompensa de su labor, sin temor a exagerar, es incalculable: contribuir a formar ciudadanos que piensen por sí mismos, despertar en ellos un espíritu crítico y contagiarles el placer de leer textos e imágenes.
El pasado mes de abril, Media Vaca publicó cuatro libros que ejemplifican a la perfección esa especie de vocación de servicio y esa consciencia del impacto social de su trabajo, aglutinados bajo el título de «Libros para mañana». Una colección que recupera cuatro títulos publicados por la editorial barcelonesa La Gaya Ciencia entre los años 1977 y 1978 con los que el Equipo Plantel –del que apenas se conocen datos– trató de acercar al público infantil conceptos tales como los de «democracia», «dictadura», las «clases sociales» o la «igualdad entre géneros».
Cuatro mensajes en una botella lanzados en los albores de la llamada transición, que los niños y las niñas habrían de aprender y aprehender cerrando el círculo de la máxima mediavaquense, desarrollada años después: «Hay que inventarse los libros que no existen para que la gente que no existe exista». Así comienza Cómo puede ser la democracia, en el que se explica de manera sencilla qué son las elecciones, los partidos políticos o la importancia de la participación, ilustrado con los magníficos collages de corte surrealista y de aire nostálgico de Marta Pina.
En Así es la dictadura, las ilustraciones angulosas y coloristas de Mikel Casal trazan una caricatura perfecta de lo que es un régimen dictatorial, el miedo, la represión, la falta de libertad.
El libro Hay clases sociales, ilustrado magistralmente por Joan Negrescolor, habla de dominantes y dominados, de ricos y pobres, de clase alta, media y trabajadora y de cómo se vive y se ve el mundo de manera distinta según el contexto en el que uno haya nacido.
Las mujeres y los hombres es el texto que debería haber quedado más desfasado, y aunque así sucede con algunos prejuicios afortunadamente superados, las ilustraciones de Luci Gutiérrez aportan al texto la actualidad y la ironía precisas en cada momento.
Cuatro libros a los que no se ha añadido ni sustraído ni una sola palabra de los textos originales y que, pese haber transcurrido casi cuarenta años desde su publicación, continúan ofreciendo un mensaje plenamente vigente que es necesario difundir entre los más jóvenes y refrescar a algunos adultos. Un mensaje en una botella lanzado nuevamente con la esperanza de que los ciudadanos del futuro lo recojan, rumien sobre conceptos claves para la convivencia y aprendan a actuar en consecuencia. Una colección titulada «Libros para mañana» que continúa haciendo falta, pues, como Media Vaca: «Si podemos leer lo que dice el libro sin que nos cause muchísima extrañeza es porque, al parecer, ese mañana todavía no es hoy. Esperamos que ya no tarde.»
*Artículo reproducido con el permiso del autor y de la revista Lletres Valencianes, publicada por la Generalitat Valenciana.
