Espacio rehabilitado como lugar de retiro para un fotógrafo y sus animales.
Fotografías: Mariela Apollonio
Huellas que se niegan a desaparecer
El estudio JI Arquitectos (Jorge Frías e Irene Zurdo) afrontó la rehabilitación de unas viejas cuadras de caballo situada en benidorm (Alicante) para convertirlas en un lugar de retiro temporal para un fotógrafo y sus grandes animales.
Tal y como explican Frías y Zurdo, «buscamos un lugar sin definición concreta. Sólo un espacio donde poder mirar a sus animales en el campo, poder trabajar sus fotografías y hacer arroz. Este lugar, cargado simbolismo e historia, debía ser un lugar para el recuerdo que nunca se debe perder.
Los elementos con los que trabajamos fueron “ lo pasos”, “las huellas”. Huellas marcadas que no desaparecen. En este caso contábamos físicamente con estas huellas usadas y desgastadas: Las herraduras del caballo “Explorador”. El concepto esencial de la rehabilitación es una pieza protegida por un “árbol sintético” que resguarda, da sombra y recrea un pequeño bosque».
La presencia de la Serra Gelada
«Para comenzar vaciamos la nave longitudinal de 11 x 4 metros aproximadamente. Mantenemos sus muros de bloque de hormigón y su cubierta. Hacia el exterior despejamos construcciones aledañas para buscar la montaña escondida (Serra Gelada). Cuando tuvimos el volumen vacío, abrimos un gran hueco en un extremo que mira al campo de los animales y entre la pieza y campo: un patio amarillo con huecos que enmarcan a los animales.
La fachada es variante según orientación y usos. Sur y Oeste: donde se ubican cocina, salón, comedor, dormitorio, se ha horadado el muro existente con un ritmo de huecos en forma de herradura a través de los cuales pasa la luz y convierten esos accesos en una celosía que habla directamente del pasado del edificio. Este: patio inglés amarillo y huecos que miran al campo. Norte: Huecos circulares de ventilación que actuarán de lámparas retroiluminadas.
Espacio interior esencial
Para el interior buscábamos un espacio variante y abierto, pero que contuviese lo esencial para vivir: 1 cocina, 1 baño, 1 cama, 1 mesa, 1 sofá. Una única pieza “mecanismo” en madera de pino que recorre su perímetro y se va transformando según van surgiendo los diferentes usos.
Se trata de único espacio en el que los propios elementos de madera lo dividen por usos. En menos de 40 m2 conseguimos: 1 cocina, 1 mesa de comedor, un sofá móvil, un baño, un escritorio con banco, una cama de matrimonio junto al campo de caballos y una galería para exponer sus fotografías.
«Árbol sintético»
Originalmente, las cuadras contaba con una pequeña cubierta anclada a la fachada principal. La reutilizamos elevándola sobre la nave principal, sosteniéndola por un “bosque de finos pilares” coloreados y aparentemente sin un orden lógico. La idea ha sido recrear un “árbol sintético” de policarbonato que crece y se deforma reaccionando según los pasos que debe proteger y culminando en una gran dilatación que se convierte en el nuevo resguardo de los animales. El resultado es una pieza ligera, que deja pasar la luz tamizada por las 2 capas de policarbonato, que da sombra y que consigue que el aire recircule y refresque el porche de entrada.
Ficha técnica:
Arquitectos: Estudio ji Arquitectos (Jorge Frías + Irene Zurdo)
Colaborador: Ángela Shepherd (estudiante arquitectura)
Fotografía: Mariela Apollonio (@fotografadearquitectura)
Promotor:Privado
Localización del proyecto: Benidorm (Alicante)
Superficie: 44 m2
Presupuesto: 50.000 €