Proyecto de diseño de etiquetas desarrollado en el Laboratorio de Codiseño de Trampolín.
Colaboración con el Patronato Intermunicipal Francisco Esteve
La unión de Trampolín con Zeta Beer es el primer producto que nace de los Laboratorios de Codiseño de Trampolín, en los que equipos multidisciplinares de personas con discapacidad intelectual y profesionales de la creatividad desarrollan un producto para una empresa. En este caso, Trampolín ha trabajado junto a un colectivo del Patronato Intermunicipal Francisco Esteve, uno de los centros con los que colabora la plataforma, con el objetivo de desarrollar nuevos diseños para los envases de Zeta Beer.
Javier La Casta, codirector de Trampolín, explica que ha sido «un proceso de trabajo muy vitalista, de disfrutar los talleres, algo que comunican las ilustraciones». «ZETA Beer tiene la creatividad en su ADN, y la hemos trasladado al Laboratorio de Codiseño. La idea nace de una Gimnasia Creativa con procesos pedagógicos y materiales, que aplicamos al proyecto», añade La Casta.
La iniciativa comenzó con un briefing por parte del cliente, en el que trasladaron al equipo los valores y la cultura de la empresa, para posteriormente trabajar el planteamiento de las etiquetas de forma compartida.
Apuesta por proyectos que generan beneficio local
«Desde Trampolín destacamos que una empresa local ha apostado por el diseño de una forma valiente, creyendo en la responsabilidad social y en un proceso de trabajo disruptivo que da mucho valor al producto», afirma La Casta. Manuel Fuentes, socio fundador de Zeta Beer y maestro cervecero, apunta que esta colaboración es un paso más en su apuesta por proyectos que generen un beneficio local: «Estamos comprometidos con incentivar alianzas con empresas de aquí, ya tenemos varios productos en esta línea y la experiencia con Trampolín ha sido muy interesante».
Así mismo, Fuentes destaca el entusiasmo con el que las personas del Laboratorio de Diseño han vivido el proceso. «Hemos visto que para ellos ha sido una experiencia ilusionante, de ver que por primera vez su trabajo se convertía en un producto real», explica el maestro artesano.