Publicidad, cartelismo, cine… Desde los 60, Rafael Gassent ha estado presente en la vida cultural de Valencia. Álex Serrano charla hoy con él.
Texto: Álex Serrano (Pyschonauts Magazine)
Álex Serrano: Veo que eres bastante activo en las redes sociales.
Rafa Gassent: Sí, a mí me sirven para recopilar y lanzar material antiguo o extraviado de mis obras, y anunciar futuros proyectos. Por ejemplo, ahora mismo estoy reeditando la película que hice de Salomé, partiendo de la obra de Óscar Wilde, y que se trata de una versión sacrílega del franquismo, embadurnada de estética pop.
Álex Serrano: Se te reconoce por el cine, pero también has tenido una relación con la publicidad y el diseño muy interesante.
Rafa Gassent: De pequeño me gustaba mucho pintar y dibujar, así que fui encaminando mi carrera a Artes y Oficios, dejando atrás los estudios en Escolapios a los catorce años. Al poco de terminar, comencé a trabajar en una agencia de publicidad, donde poco a poco fui interesándome por otros departamentos, como el del diseño. Empecé a colaborar con el aparejador y arquitecto Facundo Martínez, haciendo decorados y diseños, y por ahí me fui orientando hacia diferentes ramas de la publicidad, curioseando en los libros que entonces entraban en España, provenientes de Alemania o Italia.
El aprendizaje era arduo, del día a día, porque el acceso al conocimiento no era como ahora. Por entonces había que absorber todo lo que había a tu alrededor. Piensa que en España no había ningún referente, porque las agencias eran muy tradicionales. La publicidad iba dirigida a un público muy conservador, o por lo menos, así pretendían que lo fuera: la ama de casa, el marido machista, etc. Esos conceptos que te obligaban a potenciar una y otra vez. En cambio, nosotros lo que hacíamos era desmarcarnos con ideas publicistas como las que se proyectaban en Publipress.
Álex Serrano: Diseñaste muchos de los carteles de la cartelera del Turia.
Rafa Gassent: Correcto. Aquello estaba muy ligado a la contracultura por un lado y al nacionalismo catalán por otro. Nos inspirábamos en las vanguardias cinematográficas del momento, como: Godard, Fellini, Passolini, pero también en los clásicos como Jean Renoir. En Valencia tuve mucha suerte porque se hacían muchos concursos de carteles para la Feria de Fulio, Feria de Muestras, de Fallas, etc. Llegó un momento en el que empecé a ganar muchos premios de cartelería y daba la impresión de que estaba quitando los premios a los demás, hasta que tuve dos o tres tropezones y desistí. Porque había muchos chanchullos. Me agotaba. Había que estar siempre luchando y peleando.
Álex Serrano: También has estado relacionado en otras artes, como el teatro. ¿Cómo consigues aclararte implicándote en tantos y variados campos artísticos?
Rafa Gassent: Soy una especie de hombre del renacimiento. Me gusta estar y curiosear en todo.
Álex Serrano: ¿Cuánto tiempo estuviste trabajando en la publicidad?
Rafa Gassent: De la publicidad estuve viviendo hasta que llegué a Canal 9, como jefe de vestuario en el departamento artístico. Allí estuve hasta que vino el PP y estuvimos aguantando hasta que me harté de todo aquello. Era horroroso.
Álex Serrano: ¿Cómo ves la publicidad actual, esa publicidad que interpela a tus emociones, que ya no te venden tanto un producto sino un estilo de vida?
Rafa Gassent: Es como una especie de chantaje, ¿no? Pero creo que eso ha existido desde siempre, porque antes de naciera el marketing, tenías que saber cuál era tu público objetivo igualmente, es decir, saber quién te iba a comprar el producto. Si era de clase baja, media, alta. Si es una señora más clásica, un hombre moderno, etc. Pero por mucho que haya cambiado, aparentemente, la publicidad, se siguen repitiendo los mismos esquemas. Veo que se sigue perpetuando un modelo conservador que es determinante, incluso a la hora de votar un partido. Por eso, los roles de género siguen estando igual de divididos, con diferencias marcadas, tanto en la publicidad como en la televisión. Actualmente, por ejemplo, muchos publicistas parece que no se han dado cuenta de que las familias no están cortadas por el patrón tradicional.
Álex Serrano: ¿Qué crees que nos están vendiendo en el fondo?
Rafa Gasent: Como espectador, muchas veces no sabes muy bien lo que te están vendiendo, porque te están vendiendo puro aire de forma instantánea. O a veces son tremendamente directos, lo que te provoca cierto rechazo.
Álex Serrano: Pero el rechazo es otra forma de seducción, ¿no?
Rafa Gassent: Sí, totalmente. Pero bueno, haciendo una análisis general de la publicidad, el hombre sigue siendo incapaz de poner una lavadora, pero en cambio, sí subirse a un coche, y por otra parte, la mujer sigue atada al hogar y a la limpieza. Esos roles se siguen perpetuando en un momento en el que se potencia un modo de vida muy alto. Hay una dejadez para que siga triunfando ese modelo tradicional y conservador, y a través de ello, te conducirá a votar a partidos conservadores y no darán opción a otros. Pero eso pasa porque no quieren dejar que otro tipo de modelos familiares entren en casa. Antes te los representan como una cosa negativa que positiva.
Álex Serrano: ¿Es verdad que estuviste detrás de un local que se llamaba British?
Rafa Gassent: Cierto. Ahí trabajé a principios de los setenta. Era un lugar de encuentro de amigos de todo tipo y estaba representado con imágenes eróticas. Aquello era como una taberna griega de antes de Cristo. Poníamos música de Pink Floyd, David Bowie o Lou Reed. Música que a mí me gustaba en aquél momento, pero que también alternábamos con Los Chichos, por ejemplo, porque lo demandaban los gitanos de la finca de enfrente. Aquello era muy anarco. Además, por la noche hacíamos fiestas que derivaban en orgías. Bajábamos la persiana que no tenía candado y ahí se montaba la de Dios.
Álex Serrano: ¿Acogíais a todo tipo de público?
Rafa Gassent: Venía mucha gente de todas partes. Hasta desde Nueva York, buscando concretamente este sitio. Acogíamos a todo tipo de gente.
Álex Serrano: ¿Y qué hacías durante ese tiempo? Supongo que estamos hablando de finales de los setenta.
Rafa Gassent: Correcto. Durante ese tiempo, en mis ratos libres, dibujaba. Y como yo me había quedado arruinado, después de haber estado en Madrid con la gente de la movida, y en Barcelona, con gente de la escuela de Barcelona, como Vicente Aranda, Joaquín Jordá o Jaime Camino. Recuerdo que hicimos la imagen corporativa de la librería Viridiana. Pues bien, después volví a Valencia a trabajar de camarero en un pub, y un día, trabajando allí, vino un amigo, al que yo le había dado trabajo anteriormente, y me dijo, «pero bueno, ¿qué haces aquí?» Y yo, «nada, las circunstancias, que me han llevado hasta aquí». Y él, «tranquilo, mañana tienes trabajo de publicista, en una agencia llamada Voramar«. Él sabía que yo era un buen artista. Así que al día siguiente ya estaba trabajando en la agencia, como grafista y creativo, haciendo campañas para Bancaja o turrones Alamedo. Al tiempo, y después de fracasar montando una agencia particular en la Gran Vía, probé en una editorial llamada Vicent García Editores, que se dedicaba a editar libros de artistas valencianos, pero con el tiempo me fui también. Hasta que salieron las oposiciones para Canal 9, en las que me inscribí. Entonces éramos como el pistoletazo de salida a lo imperante. La contracultura valenciana, con gente como José Luis Seguí a la cabeza.
Álex Serrano: Había una pequeña resistencia.
Rafa Gassent: Sí, sí, estábamos interconectados y nos movía una misma pasión, que era derrocar al franquismo. El enemigo estaba claro. Éramos francontiradores, y utilizábamos todas nuestras armas, como la cultura o las artes plásticas, contra ese enemigo.
Álex Serrano: ¿Cuál era tu papel entonces?
Rafa Gassent: En realidad, tenía un doble papel. Me pasaba como al protagonista de la película Flor de Otoño, que por el día era un anarquista y diseñador, y por la noche, un transformista que se alternaba con la policía que controlaba los clubs nocturnos de Valencia.
Álex Serrano: Por entonces, hacia finales de los setenta, ¿cuál era el barrio top?
Rafa Gassent: Era el Carmen, la zona de Velluters.
Álex Serrano: ¿Y cómo vestíais?
Rafa Gassent: Yo siempre he vestido a caballo entre una estética de lujo y otra más underground, porque ambos mundos me han marcado mucho. A mí siempre me ha gustado mucho la moda, la estética y el arte. Y siempre me he considerado como una obra de arte. Igual puedo llevar una chupa de cuero que una chaqueta de pana con unos jeans completamente gastados, unas botas de cuero, y el pelo sin peinar desde hace tres días. Pero no es lo mismo vestirse a los treinta que a los setenta.
Álex Serrano: Uno da prioridad a unos aspectos y deja otros.
Rafa Gassent: Exacto. Tiene gracia, porque el otro día, Pablo Iglesias, en el famoso debate, sudó mucho por las axilas, y se lo conté a una antigua amiga de maquillaje, y nos llamó la atención que en el vestuario no hubieran cuidado ese aspecto. Es decir, que sabiendo que Pablo Iglesias tenía ese problema, no cuidaron su imagen. Dentro de su estética casual y grunge, tanto sudor, rompía la imagen.
Álex Serrano: Después de multitud de trabajos, colaboraciones, viajes, etc. ¿Qué te ha dado la experiencia de los años?
Rafa Gassent: Nunca me he sentido presionado por ningún grupo social y cuando han intentado agredirme, siempre he conseguido escapar, yendo a mi bola y empezando de cero. Pero porque algo hay por dentro de ti que te dice que no estás haciendo lo correcto cuando intentas amoldarte a las reglas de los demás. Haber vivido bajo una dictadura, siempre me ha servido como impulso para escapar de las situaciones más deplorables. Así que siempre he sido un espectador en todo, integrado, eso sí, pero espectador al fin y al cabo. Mi obra no es más que una herencia de mi paso por la vida. O como decía un amigo, «la eternidad no eterniza a nadie». Todo es muy etéreo y nunca se queda la huella que tú pretendes. Esa es la forma de ser del hombre que tiene un orgullo por el que se resiste a desaparecer. En ese sentido, somos bastante soberbios, cosa que nos condiciona bastante.