Aprovechamos su reciente exposición: Cats Are Paradoxes, en la Galería Pepita Lumier, para hablar con él.
Pablo Amargo, Premio Nacional de Ilustración, actualmente vive en Oviedo. Hemos disfrutado de su peculiar obra en prensa, en diferentes carteles, cubiertas de libros y, muy especialmente, en libros ilustrados por los que ha recibido numerosos premios.
¿Qué es para ti la ilustración moderna?
Encontrar formas singulares, nuevas combinaciones de colores, nuevos niveles de representación, nuevas texturas… no significa necesariamente ser moderno. Creo que la modernidad en ilustración no reside en novedades plásticas si no en encontrar nuevos modos de lectura. Abordar un texto desde una estrategia similar a la del siglo XIX, por muy distintas que sean las formas, seguirá dando como resultado ilustraciones del siglo XIX.
¿Qué fue lo que te empujó al dibujo?
El dibujo estuvo ahí desde siempre. Aplicar el dibujo a la ilustración es ya otra cosa. Se podría decir que dibujante se nace, pero ilustrador te haces.
¿Cuál fue tu primer proyecto a nivel profesional?
Cuando uno es adolescente siempre se hacen cosas para compañeros de clase o padres de compañeros, por lo que te pagan un poquito.
Como creador, ¿te has sentido alguna vez constreñido por tus teorías?
Me siento constreñido, pero así es como se juega en el territorio de la creatividad, con reglas propias que nos limitan el campo de juego. Las restricciones que te impones te dejan muy poco lugar para avanzar, por lo que la única posibilidad es profundizar. Cuanto más constreñido te sientas por tus reglas, más singular será tu obra. Esto es lo que acaba definiendo la voz, tu estilo.
El sector de la cultura y el ocio ha vivido una época muy vital y vibrante en los últimos diez años. ¿Cómo está afectando la crisis económica a tu sector?
La crisis ha supuesto un varapalo en el sector, los medios han ido desapareciendo, las tarifas se han desplomado, y a esto se ha unido una situación inédita con más ilustradores que nunca, no necesariamente vocacionales. Lo más común es oír que ahora hay que trabajar tres veces más para conseguir la misma remuneración que hace diez años.
¿Cómo ves el futuro de tu profesión?
Muchas de las reivindicaciones profesionales que fueron conseguidas hace una década hoy día resultan olvidadas. Al mismo tiempo la falta de vocación está favoreciendo carreras auspiciadas por un mercado necesitado de ilustradores cada vez más dóciles y banales. No sé muy bien como será el futuro, pero todo apunta a que las carreras de ilustración serán cada vez más efímeras.
¿Cómo valoras haber expuesto en una galería como Pepita Lumier?
Pepita Lumnier es una galería que en estos pocos años ha conseguido una implantación importante y seria en la difusión y venta de obra gráfica. Además está potenciando el coleccionismo en obra gráfica. Tuve oportunidad de ver el material de fondo de galería y tienen una escudería de autores gráficos de alto nivel.
¿Qué es lo que pretendías en esta muestra de tu trabajo?
La exposición Cats are Paradoxes nace del libro del mismo título. Es un libro sin texto en el que las ilustraciones también funcionan en solitario. La exposición recoge ilustraciones que pertenecen al libro y otras nuevas que he ido haciendo posteriormente. Tanto el libro como la exposición es un juego con el expectador, que le plantea, a modo de köanes, diferentes retos imposibles, que solo pueden darse en el territorio del dibujo. En ocasiones, estos retos provocan en el espectador un estado de ensimismamiento cercano a la hipnosis. En otros casos la sonrisa.
¿De dónde viene tu obsesión por los gatos y sus paradojas?
No sabría decirte.En carteles que hice hace años ya aparecen bastantes gatos. Supongo que su elegancia y misterio le viene bien al tipo de ilustración que busco.
¿Ha habido algún trabajo que consideres especialmente importante en tu trayectoria hasta ahora?
Intento abordar cada trabajo con la misma intensidad. Para mi no hay trabajos de primera y de segunda. Sin embargo hay algunos que me han tocado de manera más estrecha. Destacaría el libro “Casualidad” ya que fue una experiencia larga en el tiempo de donde salí de una manera diferente a como había entrado. Es un libro que aborda diferentes riesgos gráficos y otros tantos personales.
¿Qué tiene que tener una de tus ilustraciones para que estés satisfecho con el resultado?
Que sienta el orgullo sincero de haberla realizado.
¿Cuál sería el consejo que darías a alguien que se quiere dedicar a la ilustración y el mejor que te han dado a ti hasta el momento?
«Dibuja a diario, pues no importa lo pequeño que sea tu dibujo. Merecerá la pena y te hará un bien infinito». C.Cennini. El que podría dar a alguien que quiere dedicarse a la ilustración es que no escoja esta profesión por estar de moda o por la impresión de ser un oficio bonito. Que sólo escoja dedicarse a ella si realmente cree que algún día puede llegar a aportar algo diferente.
¿En qué proyectos andas metido? ¿Qué tienes preparado para el futuro?
Sigo trabajando en los carteles y nuevas series para NY. Además, como cuando llevo algo de tiempo sin meterme en un libro me siento bastante perdido, estoy probando ideas para un nuevo proyecto ilustrado.
Para terminar, ¿nos recomiendas un libro y una canción?
El último libro que acabo de terminar está muy bien. El título puede disuadir a más de uno, pero lo recomiendo: «Castellio contra Calvino: Conciencia contra Violencia» de Stephan Zweig. De como una voz humanista e independiente se enfrenta a la tiranía espiritual del calvinismo en la Ginebra de hace 500 años.
Una canción, pues últimamente estoy escuchando Beach House, así que recomiendo “New Year”.