Tomás Gorria. Bajo la aparente ingenuidad y querencia naif, el trabajo como ilustrador de Nate Williams (zurdo y disléxico, según confesó en la conferencia que impartió el pasado miércoles en el Congreso Ilustrafic) está basado en un continuo esfuerzo de curiosidad, creatividad y descubrimiento: “No inventamos casi nada, la cuestión es descubrir, desde de la mirada de un niño, las cosas interesantes que están en nuestro entorno”.
Nate Williams (o Alexander Blue) nació en Utah pero su interés por la cultura hispana le ha llevado a viajar por diversos países de Sudamérica. Actualmente vive con su mujer y su hijo en Buenos Aires. En un español bienintencionado, Williams nos relata como comenzó su trabajo como ilustrador: “empecé como diseñador web en Microsoft, y allí aprendí programación para poder controlar mi trabajo: más tarde me dedique a la dirección de arte, pero cuando falleció mi primera mujer pensé que debería dedicarme a lo que quería dedicarme y de manera natural he derivado a la ilustración”.
Williams se ha convertido en un ilustrador afamado, reclamado por firmas como Cocacola, New York Times, o Cartoon Network pero su estrategia comercial se está orientando a licenciar sus diseños: “Creo que hay que tener coherencia en tu trabajo, me parece más interesante que el cliente se adapte a lo que tu haces, a que sea el diseñador el que se adapte a lo que quiere el cliente”. Y parece que lo ha conseguido; las ilustraciones de Williams poseen una coherencia visual y gráfica evidente. Un estilo que en opinión de quien suscribe debe mucho a la escuela de Jim Flora, uno de los más relevantes ilustradores americanos del siglo XX, autor de famosas portadas de discos de jazz en los cincuenta y sesenta. “No era consciente de esa influencia hasta que me di cuenta de que Flora era uno de los diseñadores favoritos de los diseñadores que yo admiraba. En todo caso, creo que mi mayor influencia viene de la pintura, sobre todo de Picasso, o Klee”.
Nate Williams rebosa creatividad, pero parece que sabe como controlarla: “Me inspira mi entorno. Mi proceso de trabajo lo realizo casi todo en la calle: ideo los brainstorming y los bocetos fuera de casa. Andar sin destino por la ciudad es una buena manera de despertar la creatividad”. “Documento y organizo mis momentos de inspiración, para luego jugar con ellos con herramientas como la descontextualización o la yuxtaposición para crear ilustraciones atractivas. El juego es fundamental, es la base de la creatividad”
Las composiciones sin perspectiva, la caligrafía o el color son los elementos fundamentales en sus ilustraciones. “Las letras son formas fascinantes, y tienen además de su aspecto gráfico, una capacidad de comunicación formidable”. Williams prefiere las tintas planas y sus acabados recuerdan la xilografía o el letterpress, aunque sus herramientas de trabajo son muy variadas: acrílicos, rotuladores, tinta china, bolígrafos, texturas orgánicas, con acuarelas o con un instrumento como la fotocopiadora, con las crea formas modulares que después se ajustarán con la tableta gráfica en el ordenador.
El universo gráfico de Nate Williams es fascinante, una visita a su web (n8w.com) es altamente recomendable, en la que muestra, con una generosidad de píxeles encomiable, su obra más reciente. “la cuestión de la propiedad intelectual es un tema complejo, tengo sentimientos encontrados. Todos aprendemos de otros, como cuando aprendes una canción a la guitarra de The Beatles, pero cuando te enteras de que en un remoto rincón de China, están usando tus diseños de manera indiscriminada, y yo no veo un peso, teniendo cuatro niños que criar, pues no sabes muy bien que pensar”
Además de la web en la que muestra su trabajo, Williams mantiene también varias webs interesantes como creativists.com, en la que propone divertidos juegos gráficos (para niños de todas las edades) o letterplayground.com en la que investiga con las diversas formas de las letras, con aportaciones de diseñadores o ilustradores de todo el mundo. No dejen de visitarlas.
- Reproducción del artículo aparecido hoy en el suplemento cultural Posdata, de Levante-EMV.