El director de EASC Manises reflexiona sobre la aplicación de la ilustración en cerámica a través de los trabajos de Irene Romero y Malota.
Texto: Javier Colomer, Director de l’Escola d’Art i Superior de Ceràmica de Manises.
La obra artística y la ilustración han sido muchas veces confundidas debido al excepcional talento de algunos ilustradores, a la calidad de sus obras y a la destreza de su elaboración, y es cierto que tienen muchas cosas en común en referencia a la calidad artística que demuestran en sus trabajos.
Mi Young Sung (2013) formula su posición frente al arte e ilustración, expresando que artista e ilustrador comparten el talento y la creatividad, pero la ilustración pretende dar un mensaje, comunicar cierto tipo de información más allá de la imagen, mientras que la obra de arte, expresa la visión personal, los sentimientos, libertad de expresión y creatividad del artista.
Indudablemente esta definición puede parecernos cuanto menos parcial, pues la obra artística también reúne una serie de códigos en forma de imágenes enfocadas a la manifestación del pensamiento y la cultura del ser humano mediante el uso de técnicas plásticas, pero es entendida como un comportamiento, porque hace pensar sobre la existencia.
Por tanto, y a riesgo de resultar arbitrario o incompleto, la ilustración es un dibujo o expresión artística que tiene un fin informativo, cuyo objetivo principal es la comunicación visual. La ilustración se encarga de clarificar, iluminar, decorar o representar visualmente un texto escrito, sin importar su género.
Tradicionalmente la ilustración se emplea para ser distribuida a muchas personas ya sea en medio impreso como libros o periódicos; medios digitales como revistas virtuales, páginas web y demás, mientras que las obras artísticas son únicas, su reproducción no es tan masiva como las ilustraciones y se limitan a las galerías artísticas. Por tanto los soportes sobre los que se ejecutan los originales ilustrados ni tienen porque durar, desde el momento que lo que transciende son sus reproducciones en diferentes plataformas de comunicación.
La cerámica funcional, como objeto de diseño, también debe poder reproducirse de forma estandarizada, bien industrialmente o artesanalmente. En este sentido, sí que existen piezas de autor de tiradas limitadas, aunque también se consideran piezas de diseño, desde el momento que cubren unas necesidades funcionales de un usuario o grupos de usuarios.
Además, en el mercado del arte podemos encontrar piezas con formas utilizables pero, al contrario que las obras de diseño o de artesanía, responden al concepto de obra única y la función práctica siempre está subordinada a su contenido semiótico.
La cerámica, como hemos advertido anteriormente no suele ser un soporte comúnmente utilizado por los ilustradores, ya que se trata de un material de tal complejidad técnica que pueda disuadir algunos profesionales a emplearla como base para sus obras ilustradas.
Sin embargo, existen algunos ceramistas cuyas piezas están recubiertas con una serie de imágenes que trascienden el aspecto meramente decorativo. Un repertorio iconográfico que constituye un lenguaje narrativo, argumental, secuencial y además, dotado de una singular elocuencia.
El ceramista, además de conocer todo el proceso técnico para el conformado y la decoración de sus piezas, ha encontrado en ellas un medio de comunicación visual que se fundamenta en la representación de imágenes, cuyas características narrativas conforman un lenguaje gracias al empleo de códigos, formas, estructuras, usos y significados para transmitir la información, mediante la aplicación de fundamentos artísticos como el dibujo, elementos del diseño y técnicas cerámicas.
Dos proyectos finales: Irene Romero y Mar Hernández
Dos ejemplos de este razonamiento los podemos encontrar en los proyectos finales del curso 2022-2023 del Ciclo Superior de Cerámica Artística de la Escola d`Art i Superior de Ceràmica de Manises.
Nuestra alumna Irene Romero, con su obra “Familias” ha elaborado una serie piezas personalizables que representan las diversas estructuras familiares y hace hincapié en la importancia de verse reflejado. La intención que persigue la obra es visibilizar que no hay tipo de familia estándar o normativa, sino muchos tipos de relaciones con las qué establecer vínculos. Emplea una gráfica personal, estampada mediante fotocerámica digital, un sistema de producción de calcomanías vitrificables, aplicadas sobre unas figuras recortadas de loza blanca. Cada figura combina texturas y elementos figurativos que dotan a cada pieza de una diversidad sin categorizar, que evita que aquellos elementos presentados reflejen unos estereotipos concretos.
El proyecto de nuestra alumna Mar Hernández, titulado “Ballet lunar”, recoge los elementos que definen su trabajo como acreditada ilustradora para posteriormente hacer una búsqueda de recursos, tanto constructivos como decorativos, que le ha permitido realizar una colección de piezas cerámicas originales y únicas. La obra también indaga en los antecedentes de la cerámica ilustrada evidenciando que cerámica y dibujo han ido de la mano desde tiempos inmemoriales. Estas reflexiones han dado lugar a un conjunto de piezas inspirado en el Ballet Triadico de la Bauhaus, las cuales lucen en sus tocados lunas nuevas, crecientes o decrecientes. La economía en los recursos gráficos y también una gama de color restringida, es compensada con una fuerza formal y una riqueza de matices en los esmaltes empleados que dotan al conjunto de una belleza y una rotundidad sobresaliente.
Ambas alumnas nos presenta un relato. Todos los elementos gráficos, colores o volúmenes empleados, han estado pensados para la comunicación de una historia. Bien, como el caso de Mar, siguiendo una estrategia en un sentido artístico, donde se han tomado referentes de la Bauhaus con un objetivo claro en la producción de nuevas imágenes o, como el caso de Irene, mediante la vía de la empatía afectiva donde se representa de una manera amable un mensaje, con formas sencillas y colores primarios para mostrar una idea.
El dibujo y la cerámica han comulgado juntos desde los inicios. El paso inicial para hacer ilustración sobre cerámica es comprender la esencia del dibujo y su facultad de no ser una simple representación, sino una herramienta que permite visualizar lo que se quiere comunicaro experimentar sobre un volumen y un material con unas cualidades propias e identificativas como es la cerámica. No se trata de trasladar al soporte cerámico un dibujo; debe existir un compromiso por parte del ilustrador con el material, conocer su capacidad expresiva, su tradición y su versatilidad funcional, estética y connotativa.