Tomás Gorria.
En septiembre de 1992 un pequeño grupo de ciclistas se congregaba en San Francisco para reivindicar su protagonismo en la movilidad urbana. Nacía la Critical Mass, que desde entonces se ha extendido por ciudades de todo el mundo. Nueve años después la Masa Crítica llegaba a Valencia y desde sus primeras ediciones Fernando Mafé se encargó de elaborar un cartel para su convocatoria, constituyendo una colección de piezas gráficas en las que la creatividad y la imaginación han sido sus características más notables. Parte de estos carteles pueden verse en Ubik, donde hicimos una pequeña entrevista a Mafé, conocido activista en pro de una ciudad más racional y sostenible.
DissenyCV (DCV): ¿Cual es tu visión del diseño gráfico?
Fernando Mafé (FM): Creo que el diseño gráfico está presente en nuestras vidas de una forma u otra: en una revista, en un blog o en un paquete de detergente. Es algo ineludible con lo que nos encontramos todos los días y a todas horas. Por otra parte es un oficio muy digno aunque algunos tacaños de mal gusto piensen que su «cuñao» puede hacer lo mismo con un simple ordenador. El resultado es que las tarjetas de visita, las publicaciones, los anuncios y los letreros de la calle son cada vez más feos y lamentables. Antes (hace años) de la irrupción de los «cuñaos», la vida estética de la calle era preciosa y los letreros de los comercios eran sencillamente perfectos.
DCV: ¿Te dedicas profesionalmente al diseño?
FM: No, nunca me he dedicado profesionalmente al diseño. Soy una persona con muy baja tolerancia al estrés, a los plazos y a las exigencias de un oficio tan complicado como el de diseñador gráfico. La gente suele mirar a los diseñadores como unos modernos o en su caso como unos artistas «supermegacreativos», yo en cambio creo que son personas muy trabajadoras y esforzadas y para eso simplemente hay que tener madera, constancia y una paciencia a prueba de bombas. Yo no tengo esa madera, tal vez otras si, pero esa no.
DCV: Vives muy ligado al mundo de la bicicleta. ¿Que te parece la bici como objeto de diseño?
FM: Pues me parece muy complicado y muy atractivo a la vez, pero soy poco partidario de dibujar bicis para anunciar cosas de bicis. Me gustan los carteles que hablan de bicis y en los que no aparece ninguna bici. Soy un tipo raro ¿no?
DCV: ¿Como crees que cambiaría el diseño de una ciudad como Valencia con la proporción de 1/3 bici, 1/3 coche, 1/3 transporte público?
FM: Yo creo que los cambios deben ser políticos y ciudadanos. De nada servirá cambiar los modos de transporte si la mentalidad «rancia» no cambia y se aleja de esta ciudad para siempre. De todas formas creo que lo más bonito de todo es que la gente camina mucho. Yo me considero antes caminante, paseante o peatón que ciclista. No soy partidario de proporciones exáctas, creo que con tener una clara idea de lo que es una ciudad para vivir es suficiente y parece que aquí no lo acabamos de tener claro, de lo contrario no existirían avenidas tan horribles como Pérez Galdós.
DCV: ¿Por que son bonitas las bicicletas? ¿Cuál es tu modelo favorito?
FM: Las bicis son bonitas si se usan, no son simples objetos para contemplar. Me gustan todas menos las marcas horribles de los centros comerciales, pues son bicis fabricadas en condiciones lamentables y socialmente inadmisibles. Afortunadamente hay una vuelta o «relocalización» de las industrias que fabrican bicicletas, cada vez se valora más (no todo el mundo) los productos fabricados cerca de casa y en condiciones aceptables de producción. Antes de comprar una bici en un centro comercial deberíamos pensar en ello.
DCV: ¿Como te imaginas el futuro de la movilidad urbana?
FM: Algunas veces cierro los ojos e imagina la ciudad ideal. Considero que la movilidad es una parte más de esa ciudad, pero no la única. Por ejemplo imagino una ciudad más verde, con menos coches, menos semáforos, más bicis, mejores transportes públicos, amplios y accesibles senderos peatonales , etc. Pero también imagino unas calles con menos franquicias tipo Starbucks, menos Telepizzas y sin esas tiendas horribles de yogúr que proliferan por el centro. Ah! y sin esas farolas horribles que inundan las calles de Valencia y estropean la visión del cielo nocturno.