Señora, visite calzados Zamora (A la busca del anuncio perdido)

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Tomás Gorria narra su encuentro con una fantástica colección de antiguas diapositivas publicitarias de Valencia.

T.G. La primera vez que me topé con una de estas diapositivas fue buceando en una web de compraventa de coleccionismo, que posee un verdadero tesoro en imágenes de nuestro pasado gráfico. Viendo estas diapositivas que recordaba vagamente de las sesiones del cine de barrio de un niño de los primeros setenta, vislumbré un estilo gráfico reconocible, con ilustraciones realistas, muy de linea clara, una tipografía en la que se combinaba tipos de lettering de influencia americana con letras de palo seco y una escala cromática limitada a las posibilidades de la anilina sobre la película fotográfica.

No son, posiblemente,  las piezas publicitarias más relevantes de Valencia. Años antes, ya se desarrolló una intensa y extensa gráfica publicitaria en torno a la exportación de naranjas, por no citar  la tradición cartelística republicana (Renau, Ballester, Monleón…) o los anuncios en los periódicos decimonónicos. Pero estas diapositivas de los años 5o y 60 tienen una característica especial, son anuncios inmersos en el hábitat comercial de las decenas de cines que habían en los barrios y en los pueblos, y quizás se  pudieran considerar documentos con valor sociológico. Peluquerías, zapaterías, talleres, tiendas de ropa, sastrerías, comercios de barrio que tuvieron el privilegio de poder contar con la profesionalidad de los ilustradores y publicistas que elaboraron piezas anónimas pero de gran calidad gráfica y publicitaria.

Imagen de la colección de  diapositivas publicitarias de Andrés Giménez.
Imagen de la colección de diapositivas publicitarias de Andrés Giménez.

Un día recibí una llamada de un amigo, aficionado a la fotografía antigua y coleccionista de piezas publicitarias valencianas de los siglos XIX y XX. Andrés Giménez, coautor del muy recomendable libro «La Valencia desaparecida», había adquirido en el rastro de Valencia una caja con varios miles de estas diapositivas, clasificadas por cines de barrio y de pueblos de Valencia. Fui a verle y me enseñó el material (otro día hablaremos de su colección, reserva gráfica del s. XIX valenciano). Generosamente me ofreció hacer una selección de estas diapositivas (en realidad, eran copias en papel fotográfico, de las que más tarde se hacía la diapositiva para colorearse), con la intención de buscar algo de documentación para publicar algún artículo.

Las imágenes no ofrecían mucha información. Tan sólo un nombre y una dirección: Publicidad Secote, Plaza del Caudillo, 9. Tras una búsqueda rápida apareció una agencia de publicidad Secote, pero las personas que me contestaron al otro lado del teléfono aún reconociendo que era la misma empresa, desconocían cualquier información relativa a aquellas diapositivas. Volví a las mismas y puede ver una firma (Capilla) en algunas de ellas. Tampoco pude encontrar nada relativo a este ilustrador que resuelve con brillantez sus anuncios, con trazo limpio y pericia caligráfica, marca de aquellos tiempos.

Y es que hasta que no se puso de moda hacia finales de los ochenta todo los relacionado con el diseño, los «dibujantes» (no así los pintores) carecían de prestigio profesional y eran poco considerados en el mundo de la cultura. Valga este post como reivindicación de unos profesionales sumidos en el olvido pero de una calidad, que a ojos de hoy, parece indiscutible. Las imágenes que ilustran este artículo a modo de galería muestran una muy pequeña selección del material del archivo de Andrés Giménez, una colección que quizás mereciera un estudio más riguroso en el contexto de la investigación sobre la publicidad valenciana del siglo XX. Pulse sobre ellas e imaginen una gran sala oscura y olor a cáscara de pipas. Después, echaran una de vaqueros o de James Bond.