Nos trasladamos hasta el bonito pueblo de Chulilla para entrar en un pequeño taller, centro de operaciones de esta editorial hispano-germana.
Texto: Paco Ballester
Fotografías: Tomás Gorria.
Chulilla, localidad de gran atractivo turístico próxima a Valencia, acoge el taller de Enrique Rodrigo, alma mater de la editorial Krausse, firma hispano-alemana dedicada a la edición de libros de autor. La actual actividad de Rodrigo encuentra sus inicios en Valencia, a través de los estudios de BB.AA en la Escuela de Artes y Oficios, para después trasladarse a Madrid, donde continuó con su formación, esta vez en Teología. “Me interesaba el pensamiento religioso del hombre, la filosofía no tiene sentido sin la teología, y al revés funciona igual”, sostiene Rodrigo. “Por medio de la teología descubrí el libro antiguo, que contiene las raíces del arte”.
Rodrigo se matriculó en Artes y Oficios con la intención de aprender el arte de la encuadernación, pese a que se confiesa en este campo un autodidacta. Tras terminar su periodo de aprendizaje, Rodrigo se movió por distintas bibliotecas y universidades europeas, estudiando detenidamente cuantos libros podía. “Memorizaba y dibujaba, memorizaba y dibujaba… Ese era todo el proceso», añade. Para Rodrigo, los libros-objeto editados y publicados por Krausse contienen en su interior un «texto-mensaje, una ventana abierta al misterio. Hoy en día, con los avances del diseño gráfico, se ha perdido este misterio, se manipula el texto mediante medios mecánicos. Yo reivindico que este trabajo no puede separarse del hombre».
Además de la encuadernación, de la que hemos hablado antes, Rodrigo se ha interesado en el pasado por técnicas como la serigrafía. “La practiqué, pero me interesa mas el grabado, porque es más violento, y esa lucha me interesa, la tensión me enriquece”. Su maestro en este arte fue Alegre Cremades, académico de San Carlos y grabador oficial del Museo Rembrandt. Otra de las principales inquietudes de Enrique Rodrigo es la caligrafía. “Comencé a profundizar en esta técnica durante una estancia en Stuttgart. Llegué a la conclusión de que para ser un buen calígrafo hacen falta al menos 8 años de práctica. Me interesa la pluma, no el pincel, que es acorde con la tradición latina, europea».
El comienzo de Krausse se localiza en un pequeño taller de la calle Salvador de Valencia, donde acudían bibliófilos. Ahí surgió la idea de la editorial (1998), «pero yo sentía que para poder crear algo propio necesitaba aislarme, salir de la ciudad para no tener influencias. Vine a Chulilla y me encerré como un ermitaño». En cuanto a la maquinaria y material con el que Rodrigo trabaja en su taller de Chulilla, «se ha adquirido con el paso de los años». La conexión con Alemania radica en que Berlín es para Rodrigo, «la ciudad donde hoy en día están los contactos con el mundo del arte». Enrique Bader lleva la sede berlinesa, donde se realizan las traducciones, el contacto con los artistas o distintos trabajos de diseño gráfico, junto con Diana Damián.
Los libros de Krausse los distribuye la propia editorial, que participa en ferias internacionales de libros de autor. “Es una forma de reivindicar el arte que se hace en España. Las instituciones no protegen este sector y por eso tienes que arriesgarte y salir fuera. Tenemos muchos más clientes en el extranjero que en España». Krausse trabaja usualmente con distintos artistas procedentes de diversos campos del arte, la mayor parte de las ocasiones con poetas, como Rafael Brines o artistas plásticos, caso de Miquel Navarro, en el libro «12 ciudades del mundo», con textos de Rafa Marí.
En cuanto al papel empleado, Rodrigo afirma que depende del libro. «Normalmente lo conseguimos en Alemania, y aquí en Chulilla le damos el tratamiento que encesita, ya sea de envejecimiento o de cualquier otro tipo, de común acuerdo con el artista, que acude al taller y con el que trabajamos mano a mano. Se imprime aquí o en Berlín, a donde viajo una vez al mes con los originales». Rodrigo remarca que lo interesante de nuestra editorial es que al tener también nuestra propia parte de artistas, sabemos cómo piensa el autor, por lo que cada uno aportamos nuestro saber, lo que beneficia al resultado final».
Rodrigo considera que al artista gráfico «le interesa tener una obra de este tipo, en la que nosotros financiamos todo el proceso». Hasta el día de hoy, Krausse lleva editados unos 50 libros. Respecto al futuro próximo, Enrique Rodrigo señala que «me interesaría hacer una exposición mostrando el proceso de creación de un libro. Una vez tengo el material, el proceso de realización puede llevar alrededor de una semana». Para poner fin al encuentro, Rodrigo cita a Josep Renau, al que conoció personalmente en la propia localidad de Chulilla, mediante una referencia del mítico artista valenciano respecto al cartelismo: “Llegará el día en que todo el sistema publicitario será realizado por un ordenador. Entonces se perderá el alma que radica en la mano del hombre”.
Juan Cuéllar – 1959 from Editorial Krausse on Vimeo.
