Diseño, diseñamos, diseñemos de todo, y para todos.
Dra. Chele Esteve Sendra, profesora e investigadora de la Universitat Politècnica de València, Morrisien (miembro The William Morris Society, Londres).
“La sustentabilidad no es un mercado, ni un espacio, ni una disciplina de diseño, es la condición previa a la vida en la tierra”. John Thackara.
Entendiendo que el diseño industrial es una disciplina que cobra sentido con la creación y desarrollo de productos, bienes o artefactos que combinan aspectos funcionales, estéticos y ergonómicos. Iniciemos este recorrido desde la Primera Revolución Industrial (siglo XVIII-XIX), un hito que provocó una transformación económica, social y tecnológica notable a nivel mundial.
Antes de esta Revolución, el artesano estaba involucrado en todas las etapas de la creación de un objeto o producto, pero desde este momento, la industria comenzó a fabricar en masa, reduciendo costos y precios, y dando origen a grandes empresas industriales. Si hoy el trabajo del diseñador consiste en crear objetos que sean tanto funcionales como estéticamente atractivos, no olvidemos que el diseño industrial ha experimentado una evolución constante y significativa a lo largo de su historia, dejando huella en el impacto que genera en y para el medio ambiente y en la sociedad.
El diseño es una parte fundamental de nuestro entorno cotidiano, prácticamente todo lo que nos rodea ha sido diseñado por alguien en algún momento. Desde los objetos que usamos en nuestra vida diaria, como telefonía, mobiliario, automóviles, moda o electrodomésticos, hasta los espacios en los que vivimos y trabajamos, como edificios, parques y calles, han sido creados a través del diseño. Por tanto, el diseño tiene un impacto muy significativo en cómo interactuamos con el mundo que nos rodea.
Recordemos que diseñadores como Christopher Dresser (1834-1904), conocido como el primer diseñador industrial británico independiente, nuestro freelance actual, o Henry Cole (1808-1882), otro inglés que destacó por su virtuosidad en el manejo de diferentes oficios de artes aplicadas, ya desarrollaban sus carreras profesionales en este ámbito. Ambos eran conocedores de la importancia de crear alianzas entre el arte, la artesanía y la fabricación seriada, al adaptarse a las circunstancias imperantes supieron dar respuesta a la demanda del momento. Curiosamente este modelo de alianzas entre disciplinas vuelve a ser recurrente en a la actualidad.
En los orígenes de la industrialización, conviene destacar la figura de William Morris (1834-1896), como personaje clave en el movimiento Arts and Crafts, que asoció el diseño a las artes decorativas durante el siglo XIX en el Reino Unido. Sin duda, Morris desempeñó un papel fundamental en la transición hacia lo que se convertiría en el diseño industrial moderno. Morris nos recomienda: “No tengas nada en tu casa que no creas útil o hermoso”.
Ciertamente la influencia en los orígenes del diseño industrial es la que me lleva a revisar varios aspectos que lo caracterizaron y que hoy hacen que su discurso, el de Morris, mantenga plena vigencia. En referencia al diseño industrial, desde entonces hasta la actualidad, destacan cambios notables en términos de enfoque, tecnología, materiales y filosofías de diseño que amplían sus campos de acción.
El diseño industrial, se ha ido desarrollando desde un enfoque, que fue en su origen, puramente funcional y de producción, hacia un ámbito más centrado en la experiencia del usuario (UX), la sostenibilidad y la integración de la tecnología para satisfacer las necesidades cambiantes de la sociedad y el medio ambiente. «El verdadero secreto de la felicidad reside en interesarse por todos los detalles de la vida cotidiana», apuntaba William Morris. Hoy esos detalles que hacen que la vida sea más amable poseen un impacto directo en nuestro día a día. Esto llega a influir desde la forma en que interactuamos con los productos, los entornos construidos hasta llegar incluso a relacionarse con la tecnología o la propia sociedad.
Un buen diseño no mejora únicamente la funcionalidad de los objetos, sino que también puede aumentar la eficiencia, la comodidad y la estética en nuestras actividades diarias, su ciclo de vida e incluso mejorar los servicios o participar en la búsqueda de soluciones sociales, reescribiendo en cierto modo las funciones asignadas con anterioridad a desarrollar por un diseñador industrial.
La innovación social conducida desde el diseño fragua una relación que se complementa para abordar desafíos sociales, mejorar la calidad de vida y crear soluciones sostenibles. Si el diseño se encarga de idear y dar forma a soluciones tangibles y funcionales, la innovación social se enfoca en desarrollar y aplicar ideas creativas para abordar problemas sociales y mejorar la calidad de vida de las comunidades. Esta sinergia fomenta la creación de soluciones más completas y sostenibles para dar respuesta a los referidos problemas sociales.
Si pudiéramos invitar a William Morris al mundo actual y presentarle el concepto contemporáneo de diseño social, es probable que advirtiera muchos paralelismos con sus propias ideas y preocupaciones de entonces. Por un lado, Morris valoraba la artesanía y la calidad, el detalle y el amor en los objetos. Hoy el diseño social moderno muestra una preocupación similar por la excelencia, pero no únicamente, también se extiende a la calidad de vida de las personas. Imaginamos que el padre de las Arts and Crafts, apreciaría el enfoque en la mejora de las actividades diarias a través de diseños centrados en las personas y en soluciones sostenibles para problemas sociales.
Morris, como ya se ha comentado anteriormente, se oponía a la deshumanización del trabajo que la Revolución Industrial propició. En el diseño social contemporáneo, existe una preocupación similar por el impacto humano de los diseños, no solo en términos de usabilidad y accesibilidad, sino también en términos de equidad, inclusión y justicia social. William defendió el comercio justo llegando a tomar parte con un gran activismo político, poniendo de manifiesto su preocupación por la desigualdad social y el impacto generado por el ser humano. William Morris opinaba que la integración del arte en la vida diaria era importante. En el diseño social actual, este principio se refleja en el diseño centrado en el usuario, donde la estética y la funcionalidad se combinan para mejorar la experiencia diaria de las personas, especialmente de aquellas en situaciones desfavorecidas.
Además, William, poseía una perspectiva ecológica que mostraba una gran preocupación por el medio ambiente, su enfoque de diseño estaba profundamente arraigado en la naturaleza y abogaba por la creación de obras que reflejaran la belleza de la naturaleza y el trabajo artesanal tradicional.
Hoy día el diseño en el contexto de la economía circular busca crear soluciones que sean sostenibles a lo largo de todo su ciclo de vida, desde el diseño y la producción hasta que hacer con el objeto ya sin uso, fomentando la conservación de recursos y la reducción de residuos.
Hoy podemos aprender e inspirarnos en John Takara (1951) y Ezio Manzini (1945) como figuras destacadas en el ámbito de la innovación social y el diseño sostenible. Takara, aboga por un enfoque holístico que integra aspectos sociales, ambientales y económicos en el diseño. Por otro lado, Manzini es reconocido por su trabajo en el diseño para la sostenibilidad y la innovación social. Ezio ha desarrollado conceptos como el «diseño abierto» y la «innovación social sostenible», promoviendo la colaboración, la participación comunitaria y la implementación de soluciones a problemas a nivel local y global.
En este sentido, el impulso del diseño para la innovación social encuentra en las instituciones educativas dedicadas al diseño un motor crucial para su aplicación y propagación. De hecho, estas instituciones, incluyendo las escuelas de diseño como la Escuela Superior de Diseño de Valencia, y la Universitat Politècnica de València, desde la ETS de Diseño (ETSID), actúan en este campo porque tienen la capacidad de dirigir sus esfuerzos académicos e investigadores hacia el trabajo de amplios aspectos relacionados con la innovación social.
Ambas escuelas, entre algunas otras de España y otras a nivel mundial, pertenecen a la Red DESIS (Design for Social Innovation towards Sustainability), una entidad sin fines de lucro de carácter cultural, dedicada a fomentar el diseño orientado a la innovación social en instituciones de educación superior que se centran en disciplinas de diseño. Su objetivo principal es la generación de conocimiento y en su aplicación práctica, buscando así impulsar cambios sociales significativos a través de colaboraciones con diversas partes interesadas. Las iniciativas DESIS representan conjuntos de Laboratorios DESIS que colaboran para llevar a cabo un programa compartido en términos culturales, educativos o de investigación.
De esta forma y a través del ámbito académico se intenta influir significativamente en el diseño sostenible y la innovación social, defendiendo enfoques que priorizan el bienestar social, la sostenibilidad ambiental y la colaboración entre diversas partes interesadas para abordar los desafíos sociales y ambientales contemporáneos.
En resumen, la evolución del diseñador industrial ha pasado de simplemente crear productos a considerar el impacto social, ambiental y tecnológico, abarcando aspectos más amplios de la experiencia del usuario y la sostenibilidad en su práctica profesional.