Segunda parte del reportaje dedicado a esta ilustradora, autora de Lugares Sinfín.
Viene de: Ilustradores valencianos: Mar Hernández, Malota (I)
Trabajos adyacentes a los profesionales son, por ejemplo, sus pinturas e impresiones, un ámbito, en principio, en el que Mar Hernández tendría más posibilidades para explorar. “El estilo”, en opinión de Malota, “no sólo está definido por las técnicas que utilizamos, sino también la manera que tenemos los ilustradores de representar un determinado concepto o idea. Puede que cuando me enfrento a un trabajo que implica la utilización de una técnica determinada, por ejemplo, la serigrafía, el resultado gráfico cambie, puesto que hay determinadas cuestiones técnicas que están interviniendo en el proceso, pero mi manera de plantear y entender un trabajo de ilustración es la misma, aunque ésta también evoluciona a lo largo del tiempo”.
Al hilo de su evolución profesional, Mar Hernández señala que “lo que más disfruto es la parte de investigación, que abre la puerta a la transformación y al cambio en alguna dirección. Si trabajas en algo cada día, el resultado de lo que haces va evolucionando, si no sería muy aburrido, puesto que nos limitaríamos a reproducir una fórmula establecida”.
Como hemos señalado al principio de este reportaje, Hernández ha indagado en otros campos, como es el caso de motion graphics, en colaboración con otro reputado profesional del ámbito valenciano, Vicente Mallols. “Me encanta la animación”, asevera Malota. “Es una de mis cuentas pendientes. Me gustaría animar mis dibujos, pero es una labor que requiere de mucho tiempo y esfuerzo, además de un aprendizaje lento y perseverante. Mallols es un gran profesional y la experiencia de haber trabajado con él fue muy enriquecedora. La parte buena de no saber hacerlo todo es que puedes colaborar con otros profesionales, conocer su manera de trabajar y aprender y crecer a su lado”.
A pesar de trabajar de cara al extranjero, Malota está implicada directamente en iniciativas autóctonas, como es el caso de Tenderete (en la última edición fue protagonista de un taller), que abarca el proceso de autoedición desde distintos puntos de vista. Para Mar Hernández, la autoedición “es una alternativa más viable que hace unos años, en gran medida gracias al desarrollo tecnológico, que nos permite tanto producir pequeñas cantidades como llegar a un consumidor final que antes era inaccesible a nivel particular”. Malota señala como una de las principales ventajas de la autoedición que “el propio autor puede controlar todos los aspectos de su proyecto, desde la idea y la producción hasta la distribución, prescindiendo de algunos intermediarios pero por contra, asumiendo un trabajo que no siempre es grato”.
Actualmente existen una variedad de alternativas muy interesantes para poder sacar adelante un proyecto personal como son el crowdfunding o los servicios on demand, que bajo mi punto de vista de Mar Hernández, “son de gran interés puesto que no generan excedentes de ventas y en ese sentido son mucho más ecológicas y no por ello de una calidad inferior”.