Impactantes volúmenes y contraste entre fachadas, notas destacadas del proyecto realizado por el arquitecto valenciano.
Fotografías de Diego Opazo.
La vivienda llevada a cabo por el arquitecto valenciano Antonio Altarriba está situada en una parcela de la urbanización Monasterios, en el límite urbano con la Sierra Calderona, y en una posición elevada desde la que se contempla el mar desde todos sus puntos. Entre los condicionantes previos, la particular situación de la futura vivienda: en el lado norte y oeste, una casa y un solar para una futura edificación, en el lado este, la montaña y por último, en el lado sur, excepcionales vistas al mar y al golfo de Valencia.
La vivienda surge como una serie de volúmenes de piedra emergentes de la montaña sobre la que se asienta. El acceso a la parcela y a la vivienda se realiza por la esquina noreste de la parcela, el punto más elevado. Un camino de baldosas de granito te conduce hasta el acceso a la casa, limitado por la vegetación y los volúmenes de piedra.
Aquí se produce uno de los principales objetivos del proyecto, que es el contraste de la fachada norte, muy maciza y tectónica, sin aperturas, excepto el plano del panel de la puerta de madera de ipe que da acceso a la vivienda, con el propio acceso a la vivienda, en el cual, desde el distribuidor en triple altura, ya se pueden contemplar la vistas al mar y en la práctica, a la totalidad del golfo de Valencia.
En este preciso momento es cuando se entiende perfectamente la composición de esta vivienda, volúmenes compactos al norte y oeste, una fachada completamente abierta al sur y al mar y otra fachada menos abierta, al este. Con ello, se pretende en todo momento no perder de vista el mar y la montaña.
El acceso es el eje virtual de la vivienda, donde un espacio en triple altura, habitado por la escalera, une todas las plantas de la vivienda y las distribuye desde el punto central, manteniendo una gran cristalera en uno de sus lados que impide en todo momento perder las vistas al mar. De la misma forma, también da paso a la gran terraza delantera que une todas las estancias de la planta baja, donde se ha ubicado la piscina desbordante.
La distribución es clara: zona de día en planta baja, compuesta por: salón, cocina-office, lavadero, aseo y despacho; y zona de noche en planta superior, compuesta por tres habitaciones dobles y un baño. La habitación principal, una suite con baño y vestidor, se abre por un lado a la montaña y por otro lado, al mar.
La gran viga del frente sur, se utiliza para unir todos los volúmenes en el lado sur y al mismo tiempo, sirve de soporte del techo de la terraza y permite disfrutar de una gran privacidad en las habitaciones, pese a que en todas ellas uno de sus extremos es completamente de vidrio.
El sótano cuenta con la habitación de invitados (suite con baño), sala con office, sala de cine, vinoteca y garaje con trastero y baño.
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