Resumen de la charla del estudio portugués en el Foro de Arquitectura y Diseño de Cevisama.
Hoy se ha celebrado la segunda jornada del Foro de Arquitectura y Diseño de Cevisama con la participación de los ganadores del Premio Ascer de Arquitectura, Vasco Correiay y Patricia Ferreira, ambos del prestigioso estudio de arquitectura Camarim radicado en Lisboa.
Estos arquitectos han expuesto su manera de enfrentarse a cada trabajo y su visión de la arquitectura en general. Tras su formación en Lisboa, Lieja y Londres, abrieron su estudio en la capital portuguesa en 2007. Desde su primer trabajo –el proyecto de una casa en Brasil que fue muy comentado en los foros europeos de la especialidad-, han ido ampliando la tipología de sus trabajos abarcando proyectos que van desde lo s9 m2 –el más pequeño- hasta otros de mayor envergadura y decenas de miles de metros cuadrados. Desde el principio acogieron trabajos muy diversos de clientes con necesidades muy diferentes que han ido influyendo unos sobre otros.
En su opinión, la arquitectura es un trabajo de equipo, no individual, un proceso muy abierto en el que muchos participan, incluido el propio cliente. En ese sentido, Camarim es un laboratorio en el que tiene cabida todo tipo de ideas y que busca cierto equilibrio entre tradición y modernidad.
La arquitectura debe alcanzar un punto de sensualidad fuerte. En esto tiene mucho que ver los avances en la consecución de nuevos materiales que aportan nuevas texturas. Los edificios ya no se hacen sólo de piedra y hormigón, ahora se integran materiales que facilitan las telecomunicaciones, la eficiencia energética, etc, y que crean un contraste entre ellos muy interesante.
El arquitecto Vasco Correiay también ha explicado algunos de los proyectos que su estudio tiene en desarrollo, como una gran casa a unos 50 Km de Lisboa en un terreno aparentemente sin interés pero con una orografía muy peculiar por sus irregularidades. En este proyecto la pregunta básica fue qué tipo de casa podía construirse sin cambiar drásticamente la topografía del lugar. El trabajo originó cuatro proyectos paralelos que fueron consensuados con el cliente. De este proceso interactivo se infiere que Camarim controla el proceso de formación de sus proyectos pero no el resultado.
El proyecto Monte Olivete es el más pequeño de cuantos han acometido. Sobre un espacio de 9 m2 de un apartamento muy antiguo se ha acondicionado la zona de baños otorgándole la nobleza que impregna el resto de la casa. El resultado final ha sido un espacio cuya atmósfera cambia con el paso de las estaciones y la luz propia de cada una de ellas.
El proyecto Gateira ha sido otro mostrado por el estudio Camarim y que responde a una casa de grandes dimensiones cuya ejecución está casi terminada. El proyecto comenzó echando asfalto por un desnivel muy pronunciado que debía, finalmente, albergar la casa. De este modo se utilizó una técnica aparentemente simple pero que, sin cambiar en absoluto el paisaje, sí quedaba muy patente en la atmósfera del lugar. La casa, casi concluida, respeta al máximo la orografía discurriendo por unos desniveles que, finalmente, le otorgan una forma rara y muy original. En este caso, la aplicación de soluciones simples genera resultados complejos muy atractivos.