Crónica en primera persona de la experiencia Erasmus de un estudiante valenciano de diseño.
En primer lugar, me presento: soy Juan Carlos Fanés y estudio Diseño de Producto en EASD Valencia. Cuando mi amigo Tomás Gorria me sugirió la idea de redactar una crónica de mi curso Erasmus, la verdad es que tenía un poco de miedo; en parte por que lo mío no es la escritura, pero al final me he decidido y así comienza esta historia…
Todo empezó en el momento en que decidí desconectar de esa rutina que todos conocemos, que machaca día a día a las personas: tenía la posibilidad de cambiar de vida, de ciudad, de amigos, ¡Hasta de lengua! Y pedí una beca Erasmus. Siendo plenamente consciente de que el inglés, como la escritura, nunca han sido mi fuerte, finalmente me decidí por Italia o Francia, pensando en tener un poco de ventaja con el idioma gracias a que hablo valenciano. Pero yo no tenía capacidad de decidir, todo estaba en manos de mi coordinador de Erasmus, quien tenía la última palabra. Y llegó el día en que me dieron el destino…
¿¡Sopron!? ¿?¿ ¡HUNGRIA! Una ciudad, la tercera parte de Valencia, donde hablan húngaro y alemán… ¡Buf! Imaginaos la situación…. Soy la típica persona que no cree en el destino pero a los dos días de hablar con mi coordinadora me encontré en el suelo, paseando por Valencia, un diccionario de Español-Húngaro. No me lo podía creer. Esto me hizo pensar y quitarme el miedo que me abrumaba. No podía dejar escapar esta oportunidad.
Y ahora estoy aquí, más feliz que nunca, encontrándome a mi mismo, trabajando con diseñadores de otras culturas, aprendiendo distintas técnicas y, como no, viajando: la cosa que siempre me ha gustado más en la vida. La universidad es pequeña, pero muy familiar. Todo es perfecto, el idioma húngaro es uno de los más difíciles del mundo, pero el destino me abrió otra puerta: mi escuela tiene un profesor que habla perfectamente español. Ahora mi amigo Banati puede entender mis proyectos y explicárselos a otros profesores.
Fue una gran ayuda en un proyecto en el cual estuvimos una semana trabajando mas de 12 horas diarias en un taller de cerámica que nunca olvidaré. Entre las cosas más importantes que me ha aportado este curso están: nuevos amigos de todas las nacionalidades (México, Turquía, Transilvania, Hungría, República Checa, España, China…), experiencias , una vitalidad que se me apagaba, y una mirada al futuro con nuevas expectativas . Claro que hay cosas que echo de menos: la comida de mi madre, la playa y, sobre todo, mi familia que siempre tengo presente y también mis amigos.
Y ahora hablando de diseño: en estos viajes he visto cosas sorprendentes que han abierto mi mente, no para diseñar solo para un lugar o para un tipo de personas, no. El diseño es para todo el mundo, para mejorar la vida y como no creo que pueda ser escritor, pero me encanta crear, a eso pienso dedicar mi vida, a crear objetos que hagan más fácil y más bella la vida a la gente.
Aquí tenéis algunas imágenes de la semana de diseño de Budapest de mis amigos y mi viaje. Y, como no, ¡los trabajos con cerámica! Muchas gracias por haber tenido un poco de tiempo para leer mi historia. Y como decía mi abuelo, en paz descanse:
Entre lo posible y lo imposible esta la voluntad del hombre.