Xavier Giner: «Es necesario fomentar la visibilidad del diseño» (1 de 3)

Primera parte de la entrevista de Álex Serrano al profesor de EASD Valencia.

Texto y fotos de Álex Serrano (Psychonauts Magazine)

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Álex Serrano: ¿Cómo llegaste al diseño?

Xavi Giner: Como las mejores cosas de mi vida, por casualidad. Creo que hay cosas que pasan, y que sólo luego, après-coup, adquieren sentido. Yo estudié filosofía y me especialicé en estética, pero no solo me interesaba la cuestión de la belleza, sino la reflexión sobre el mundo, sobre qué hacer para transformarlo, modificarlo y cambiarlo. En ese sentido, la función y el papel de los objetos, como herramienta de transformación de la vida, de la realidad, siempre me ha interesado.

Mi relación con el diseño tiene que ver con el mundo del objeto en tanto en cuanto es capaz de generar valor y/o transformar, encarnar y modificarlo. La dialéctica del objeto y la satisfacción me interesa fundamentalmente. Ese sería el punto de conexión entre mi formación como filósofo, y mi ubicación, en dos lugares bien distintos, como son el diseño y el psicoanálisis. De ahí viene mi dedicación al diseño, que en principio empezó por la vía de la filosofía, y que luego, de una manera muy extraña, me llevó a dar clases de diseño.

Álex Serrano: ¿Y cómo conjugas diseño y teoría?

Xavi Giner: Esa es una de las cosas que aprendí cuando empecé a impartir clases en la EASD Valencia, que entonces era la Escuela de Artes y Oficios. Yo venía de un mundo académico donde la teoría está por delante de la práctica, de hecho, de alguna manera, se entendía que un trabajo práctico era de menor rango que un trabajo teórico. Cuando empecé a dar clases, me di cuenta de que la única función que tiene la teoría, es estar al servicio de reflexionar sobre la práctica, todo lo demás es palabrería, puro sexo de los ángeles, erudición académica, pero sin efectos reales sobre la vida. En ese sentido, se produjo para mí una inversión, yo era un teórico, intentando entender el mundo práctico, y aquí aprendí que lo que hay que hacer es tomar el hacer, como concepto rector para el pensar. El razonamiento deductivo no me interesa tanto como lo que Umberto Eco llamaba razonamiento abductivo, o razonamiento a posteriori. Es muy importante que la razón te permita reflexionar sobre la experiencia vivida así como hacer conexiones entre experiencia distante y/o heterogéneas.

Álex Serrano: Y viniendo de donde vienes, ¿no crees que hace falta más sentido crítico en el diseño?

Xavi Giner: Una cosa es la crítica, entendida como un sector de la prensa especializada, de los medios de comunicación, responsables de difundir y generar una cultura alrededor de un acontecimiento, como puede ser el diseño. En este caso, creo que existe buena crítica del diseño en este país, hay excelentes blogs y revistas especializadas.

Por otra parte, está el sentido crítico del diseñador. Este, en su práctica, debe ser muy analítico y crítico con lo que ya está hecho, para luego encontrar pistas de hacia dónde hay que ir o qué es lo que hay o no hay que hacer. En ese sentido, por un lado, creo que la crítica es un instrumento fundamental de la acción del diseñador y por otro, de la experiencia social del diseño.

Más bien diría que lo que le falta al diseño, es visibilidad en términos sociales. Es decir, es verdad que la práctica del diseño no está al mismo nivel de valoración social y cultural que la práctica de otras actividades creativas, como pueda ser el cine, la pintura o la música, mientras que, desde el punto de vista económico, sin duda el diseño tiene un valor equivalente a esas prácticas creativas. Quizá en esta falta de visibilidad influya que el diseño es fundamentalmente anónimo. Los objetos diseñados son conocidos por las marcas que lo produce y no tanto por el nombre del diseñador.

Si observamos la música, al lado de una canción, de un tema, siempre va, por lo menos, el intérprete y en pintura siempre va el artista al lado de la obra, en diseño, sin embargo, va la empresa, quien lo produce. Esta función “anónima” del diseñador a mí no me parece mal. Pero esta posición “discreta” del diseñador respecto del objeto y de la empresa no implica que no debamos tener un peso cultural, incluso un peso mayor dentro de lo que sería el sistema de producción. Hay que trabajar en la visibilidad, en que la gente entienda que detrás de todo objeto siempre hay un diseñador, un sistema de producción y una empresa que lo produce.

Álex Serrano: Pero también hay rock stars en el diseño, ¿no?

Xavi Giner: Hay rock stars, evidentemente, pero si lo comparas con otros sectores, infinitamente menos. Y para el diseño es un fenómeno muy reciente, nació a finales de los años. Cuando Dieter Rams diseñaba para BRAUN, sólo los diseñadores sabían que los había diseñado Rams, pero el público no. La figura del rock star es una figura reciente, y tiene que ver con un cambio de la lógica de la producción que es interesante, y que ha pasado en sectores como la cocina.

Es necesario referenciar los productos. Conocer quién, cuándo, cómo, de qué manera, es importante para el consumidor porque eso muestra el valor real de un producto. En ese sentido, este fenómeno del diseñador “autor”, del diseñador cuyo nombre funciona como marca, no representa ni la mitad del producto diseñado y producido, es más bien un segmento que tiene mucho peso y valor porque a su vez tiene mucha capacidad de generarlo, pero no se corresponde con la producción real.

Creo que, efectivamente, poco a poco el diseño tiene que ir saliendo del anonimato y encontrar su manera, no a la manera del artista, no a la manera del rock star, pero sí encontrar la manera de que el público entienda que hay detrás de todo objeto. Pienso que el dónde está hecho y el por quién está hecho, va a ser muy importante en términos de generar confianza, y creo que esa es una lógica a la que el diseño va a tener que responder o hacerse cargo.

Álex Serrano: ¿Es el diseño “un lujo para unos cuantos”?

Xavi Giner: El diseño trata de navegar en la cresta de una ola que es el resultado del encuentro de dos cuestiones: el precio y la calidad. Para que un objeto sea deseable, no basta sólo el precio. Para que un objeto despierte el deseo, además de la variable del precio, hay otra que es la que maneja el diseñador y consiste en generar algo del orden de lo que atrae, de lo que hace que el usuario quiera tenerlo y quiera compartir su vida él, quiera usarlo. El consumidor de diseño no es un coleccionista al estilo del coleccionista de arte; el consumidor de diseño es un usuario, es alguien que quiere hacer que ese objeto entre a formar parte de su vida cotidiana y eso no es un coleccionista, es otra cosa. Es alguien que aprecia la calidad y la cualidad del objeto y de su uso. Creo que es un falso problema plantear el diseño como una actividad sólo vinculada a una élite. El diseño toca todos los segmentos de la producción bajo, media o alto. No hay incompatibilidad entre el diseño y el posicionamiento del objeto, desde el punto de vista de su precio.

Lo que sí que es cierto es que el diseño no es para cualquiera, es sólo para aquellos que saben apreciar el valor, la cualidad y la diferencia, de ahí la importancia de los medios de comunicación en desarrollar esta cultura de la calidad, frente a la cultura de la cantidad o del precio. Existe una ética y una estética que sostienen el diseño, y no me refiero a un estilo, sino a quien lo adquiere. Si este sólo se fija en el precio, es un tipo de consumidor refractario a la cultura del diseño; si por el contrario, además del precio le interesa la calidad y la cualidad, ese usuario, sí que participa y entiende el discurso que el diseño y el diseñador le proponen.

Pienso que en términos sociales, llevamos una temporada muy larga, unos veinte o treinta años, fascinados por el dinero, por el beneficio inmediato, y hemos olvidado aspectos que son también fundamentales que tienen que ver más con la cultura del objeto que con su precio. Creo que es necesario saber apreciar un objeto antes de evaluar si su precio es barato, medio o alto. Existe un consumidor de lujo que es tan estúpido como el consumidor de ofertas a la baja, y es aquél que compra algo porque es caro y establece una equivalencia entre el precio y el valor del objeto.

El diseño, de alguna manera, es una alternativa a una lógica económica sostenida exclusivamente en el precio. Es verdad que eso todavía no ha calado mucho, pero las grandes compañías se están dando cuenta de ello e Ikea es un claro ejemplo de lo que sería una producción donde precio y calidad, en la gama baja se articulan. Pero hay infinidad de ejemplos en esa dirección.

Álex Serrano: ¿Qué podrías definir como diseño y qué como no diseño? ¿Algún ejemplo?

Xavi Giner: En clase, los alumnos siempre tienen la costumbre de hacer ese tipo de preguntas. La matemática nos ha enseñado que no existen compartimentos estancos, que es la definición la que determina el ser de la cosa, por decirlo así.

Sabemos con Duchamp, por ejemplo, que el valor de un objeto es relativo a su contexto de uso, con lo cual, nada es solamente A o solamente B. Yo siempre pongo el mismo ejemplo: cuando defines un país, marcas unas fronteras y si te sitúas en la frontera misma, ¿la frontera es o no es del país? Siempre estamos con este tipo de cuestiones.

La práctica del diseño exige que haya alguien que haya proyectado una propuesta y alguien que la haya producido para ser consumida e incorporada a la vida cotidiana de la gente. Esta es la diferencia con respecto a las otras prácticas creativas, por ejemplo, las bellas artes, son prácticas para ser observadas, para participar en ellas en orden del espectáculo pero no para ser colocadas en el día a día. En cambio, un exprimidor de naranja es un objeto que me va a acompañar durante un tiempo o un reloj o un teléfono móvil; son objetos que me acompañan, que me identifican, de los que me proveo para establecer una cierta relación conmigo y con el mundo y eso es completamente distinto a tener un objeto de pura contemplación o un objeto donde yo participo, como pueda ser un acting o una performance. El diseño no tiene nada que ver con esas prácticas, tiene que ver con aquél tipo de actividad que implique proyectar, producir y consumir, pero no en el sentido de apropiarme de él, sino de usarlo, de incorporarlo. El diseño no es autista, no es solitario, es colectivo, de hecho, los buenos objetos son aquellos que superada la prueba de su creación, producción e incorporación al mercado, son aceptados por mucha gente. Es entonces cuando podemos decir que la actividad del diseño se ha logrado. Los objetos diseñados se presentan siempre como una promesa de satisfacción.

¿Qué otras actividades se han incorporado a la vida cotidiana? La música, por ejemplo. Todo el mundo se hace acompañar en muchas actividades por la música. Antes no era así, era más bien una experiencia del orden del arte dramático, algo extraordinario y excepcional, pero ahora, la manera de usar la música es mediante una serie de dispositivos que nos acompañan en el día a día. En ese sentido, el modo de usar la música se ha desplazado hacia la lógica del diseño, que es aquella que tiene que ver con la incorporación al día a día de los objetos de uso. Esta frontera es líquida, no sólida.