Mr. Pink se viste de luto

Esta tarde se inaugura la nueva exposición de Pablo Noguera, «Mito de luto».

Instalación de video, "The foolhardys torment"
Instalación de video, «The foolhardys torment»

Pablo Noguera presenta desde hoy y hasta el próximo 4 de julio la nueva muestra Mito de luto en la sala mr.pink. Mito de Luto es una exposición que marca un giro en la obra del artista, gracias a un nuevo enfoque mucho más figurativo y simbólico, que nos remite a la idea del doliente en luto y a la cultura del ciprés en el Mediterráneo y la antigua Persia.

"Chrono Kerncera"
«Chrono Kerncera»

La exposición se compone de cinco piezas escultóricas, un video, una tinta japonesa y un acrílico sobre papel. Nada es caprichoso. Cambian los formatos y los materiales por los que se identifican a Pablo Noguera, ya que entran en juego el bronce, el mármol blanco (el más blanco y algodonoso, procedente de la isla griega de Thassos), la madera de Ciprés, otras maderas, cipreses vivos, la fibra de vidrio, el plomo, estaño y antimonio, la animación 3d, el vídeo… Todo ello por y para mejor expresión de un mito clásico revisitado: El Mito de Cipariso de las Metamorfosis de Ovidio; la historia del nacimiento del Ciprés.

"Gratus erat Cyparisse tibi"
«Gratus erat Cyparisse tibi»

El origen de la exposición surgió a raíz de una obra expuesta en la Fundación Caja Murcia en 2011, ‘El Ciervo de Cipariso’, obra realizada en acrílico negro sobre papel artesano de algodón. Aquella obra nació de una figurita de ciervo en plomo que de pequeño el artista fundió con su padre, a la que buscó título y fundamento. “Habiendo sido la pieza trabajada con mi padre, fallecido en 2006, y ya listo para afrontar positivamente la muestra externa de los sentimientos de pena y duelo ante el fallecimiento de un ser querido, preparado para dar un nuevo paso en la vida, decido desarrollar el mito del luto, el mito de Cipariso”.

"Lo gozado"
«Lo gozado»

Había en la isla de Chios una colina, y sobre ella un prado. El lugar carecía de sombra y Orfeo, llamó a los árboles: no faltó el castaño, ni los tilos, ni el haya o el laurel; los avellanos, los fresnos de flor, o el abeto. Acudieron también la encina, el plátano, o el arce; los sauces y el loto, Se unieron a ellos los tamariscos, y las higueras, los olmos y los fresnos, las píceas, el madroño, las palmas y el pino.
Asistió a esta multitud, el ciprés, ahora árbol, muchacho antes, el amado de Apolo, luz de la verdad. Esta es su historia…
Habitaba la isla un gran ciervo, consagrado a las ninfas; Sus altas cuernas resplandecían de oro. De miedo libre y depuesto de su natural temor, frecuentaba las casas y ofrecía su cuello a las caricias, incluso a los desconocidos. Nadie sin embargo lo amaba tanto como tú, ¡Oh bello entre los bellos habitantes de Chios!, Cipariso. Eras tú el que llevabas al ciervo a pacer la hierba nueva o a beber de los límpidos manantiales; Unas veces trenzabas flores en sus cuernos y otras montado sobre su lomo cual alegre jinete, cabalgabais unidos por purpúreas riendas.
Es verano. Medio día. El calor quema. Cansado, el ciervo extiende su cuerpo en la hierba fresca a la sombra de los árboles. El joven Cipariso, cazador imprudente, sin advertir que es su ciervo, le lanza la jabalina; y al verlo muriendo de la salvaje herida decide que quiere morir él también.
¡Cuantos consuelos le ofrece Apolo Febo a Cipariso! Cuantas veces le ruega que modere su dolor. El joven no gime menos y pide a los dioses, como favor supremo, que le dejen llorar lágrimas eternas.
Ya su sangre se agota en torrentes de llanto, al verde tornan sus miembros y su pelo, se vuelve erizada su melena y apunta al cielo estrellado.
Cipariso es ya Ciprés.
Apolo gime hondo y triste: «Luto serás para nosotros, y luto serán para ti otros, y asistirás a los dolientes».

"Per ardua ad astra"
«Per ardua ad astra»