Proyecto: peluquería Sandra Soler, por estudio Ruaya

El proyecto ha contado con la colaboración de la agencia Esteve Durbá.

Texto y fotografías: Mayte Piera.

Recupera, reutiliza, recicla. Las 3 erres, pilares del reciclaje, han sido el punto de partida para llevar a cabo el rediseño de este local situado en la calle Almazora de Valencia. Ruaya ha sido el estudio encargado de la puesta a punto de esta peluquería que, en el plazo de una semana, ha sido capaz de darle la vuelta al espacio y convertirlo en un local atractivo y luminoso.

Gruesas cuerdas de esparto que parten del techo y de las que cuelgan neumáticos recuperados y pintados de colores, bicicletas de desguace, basquets de madera, lámparas customizadas o viejos estantes convertidos en percheros, son algunos de los elementos con los que se ha trabajado para darle un nuevo aire a la peluquería Sandra Soler Hair Design.

En ella, numerosas piezas recuperadas a las que se les ha dado un nuevo uso, se mezclan con mobiliario diseñado específicamente para el local. Una combinación de materiales diferentes que quedan unificados por la paleta de colores elegida como base del diseño. Así pues, el tono marrón de las paredes se utiliza también en las piezas de acero corten, se va mezclando con elementos blancos y naranjas y se convierte en elemento unificador del espacio.

Ejemplo de ello es el mostrador de la entrada, diseñado como una caja lacada blanca a la que abraza una pieza de corten y sobre el que cuelga una lámpara naranja que le da el toque de frescura. Este mismo juego de colores y materiales se va repitiendo a lo largo de las diferentes zonas que componen el espacio, de manera que en toda la peluquería encontramos elementos recuperados que conviven junto a piezas diseñadas para el local. De diseño exclusivo son también los puestos de trabajo dobles. Realizados con corten y espejo, van anclados al suelo sobre un eje que permite su giro modificando su posición.

Una de las ventajas con las que cuenta el local son sus grandes ventanales abiertos a la calle, lo que lo hace visible desde el exterior y permite la entrada de luz prácticamente a cualquier hora del día. Aunque cuenta con el privilegio de la luz natural, en el diseño se ha tenido en cuenta la convivencia de dos tipos de iluminación distinta, la de trabajo, que ilumina el local de manera general y otra más íntima, más decorativa, resuelta a base de arañas que cuelgan del techo y mantienen los colores corporativos.

El diseño también ha sido respetuoso con la sensación de amplitud que proporciona un espacio diáfano como este, ya que la delimitación de las diferentes zonas se ha solucionado mediante la disposición del mobiliario, sin tabiques ni elementos opacos, conservando la la concepción de gran espacio y sin perder la sensación de control visual que se crea en un local abierto. Como último punto destacable hay que añadir la colaboración en el proyecto del estudio de diseño gráfico Esteve Durbá como creador de la marca Sandra Soler Hair Design y diseñador de los vinilos exteriores.