Proyecto: Hikari Yakitori Bar, por Masquespacio

Un diseño de interior que adentra al comensal en los callejones de Tokio.

La consultora Masquespacio presenta su último diseño para Hikari Yakitori Bar, segundo proyecto de los fundadores de Nozomi Sushi Bar, situado en el mismo barrio de Ruzafa en Valencia a dos pasos de su restaurante actual. Sus fundadores José Miguel y Nuria, junto a su discípula Clara, decidieron continuar adentrándose en su pasión por la gastronomía japonesa. Esta vez han querido introducir un concepto totalmente novedoso a través de Hikari Yakitori Bar, traducido literalmente como un bar de pinchos japoneses. A diferencia del proyecto anterior el interior del local diseñado por la consultoría creativa Masquespacio, se inspira en los diferentes callejones y distritos de Kabukicho, Omoide Yokocho y Hajimeya de Tokio en el que se sitúa la gran mayoría de tabernas yakitori.

Desde la fachada ya podemos reconocer claramente la entrada a uno de los túneles de Tokio que nos invita a entra al interior íntimo y a su vez ecléctico que con su luz tenue y llamas que salen de la cocina abierta absorbe al visitante de principio a fin. Se reconoce de nuevo de forma inmediata la fusión entre materiales nobles e industriales siempre con un punto de vista propio que representa la identidad del grupo Nozomi. “La reinterpretación de los callejones de los diferentes distritos y barrios se realiza a través de una paleta de colores monocroma representada mediante grises y oxi-dados, con un tono de madera que aporta calidez”, señalan desde el estudio valenciano.

El túnel lleva al comensal a la segunda parte del local. “Vemos en nuestro paseo hacia el final del túnel como la madera se mezcla con el cemento y el hierro, mientras que los farolillos clásicos proyectan una sombra de luz callejera en los pasillos”, apuntan Ana Milena Hernández y Cristophe Penasse, miebros del equipo de Masquespacio. Allí encontramos una plaza sin salida llena de carteles luminosos que cuelgan desde el techo, un pequeño puesto de comida y una reinvención de los comercios del famoso barrio de la capital nipona, aquí utilizadas como una serie de casitas para hospedar los visitantes del local.

Desde el interior con acabados metálicos, cemento y de madera de las casitas, bajo una luz tenue, el visitante puede disfrutar del eje central de la plaza llena de vida y contrastes como si estuvieran en una de las calles más auténticas de la capital nipona. “Las esculturas de luz que cuelgan desde el techo y las paredes son una metáfora de los carteles de neón publicitarios que crean una fuerte contaminación visual en las calles bulliciosas de Tokio”, concluyen los diseñadores.