Lugares Sinfín, último trabajo de esta ilustradora, nos sirve de pretexto para analizar su proceso de trabajo y evolución profesional a través de dos artículos.
Mar Hernández, Malota, ilustradora valenciana, extiende su área profesional hacia sectores como el audiovisual o publicitario. Lugares Sinfín, de reciente publicación, se trata del último trabajo de Hernández, un cuento para adultos, “apto para niños” -como la propia ilustradora reconoce-, en el que las historias han sido propuestas como metáforas, extrapolables a muchos ámbitos. “El contenido del libro es lo suficientemente abierto para que cada cual pueda sentirse identificado con las historias y de este modo encuentre una interpretación particular basada en su experiencia personal”. Como se ha comentado con anterioridad, Lugares Sinfín, a pesar de ser un cuento, no está enfocado de manera primera y exclusiva a un público infantil, un género en el que Malota quiere trabajar en un futuro, ya que “creo que mi estilo de ilustración puede funcionar muy bien si lo trabajo teniendo en cuenta las peculiaridades de este formato”.
En Lugares Sinfín, Mar Hernández ha ilustrado un texto propio, un reto que la ilustradora valenciana ha asumido “con humildad”. En consecuencia, Hernández piensa no sólo seguir escribiendo sino, “aprender a hacerlo”. En relación con la técnica de ilustración empleada para Lugares Sinfín, Malota señala que las técnicas “han sido variadas, desde lápiz para bocetos, texturas generadas con técnicas tradicionales de grabado, hasta la utilización de pinceles digitales”. En cuanto a estas técnicas de ilustración, Mar Hernández opina que “mucha gente se interesa por las técnicas que desarrollan determinados ilustradores, pero teniendo en cuenta que la imagen es comunicación -puesto que es un lenguaje a través del cual somos capaces de transmitir un mensaje o ciertas sensaciones-, lo verdaderamente importante es aquello que queremos transmitir. Para Malota, la técnica “siempre ha de estar en un segundo plano, actuando como recurso que nos permite contar aquello que queremos decir de la mejor manera posible”.
Lugares Sinfín, como proyecto propio, tiende a diferenciarse en algunos aspectos de otros trabajos de la ilustradora valenciana. “Lugares Sinfín es un trabajo personal, desarrollado con la intención de aprender y experimentar”, apunta Mar Hernández. “Cuando trabajo para clientes, tanto si son nacionales como internacionales, la diferencia es que los encargos son pautados y debo adaptarme a las peculiaridades”. Por lo demás, añade Hernández, “mi manera de trabajar no cambia significativamente”.
Mar Hernández trabaja a través de una agencia de representación canadiense, Anna Goodson Management. Inquirida acerca de la internacionalización profesional, Hernández explica que para ella “no ha sido una opción sino algo natural, quizás porque yo comencé a trabajar cuando internet ya era algo bastante cotidiano, de modo que desde el principio siempre he tenido más clientes fuera de las fronteras de mi país”. En relación con el reconocimiento profesional, Hernández admite que “en España, la ilustración no tiene el reconocimiento que tiene en otro países, así es que no es raro que los encargos vengan a menudo desde fuera”. ¿Posibles inconvenientes? “Tengo que trabajar en una lengua que no es la materna, el inglés y resulta más complicado expresar mis ideas, cuando quiero hablar de los matices». Los aspectos burocráticos son solucionados a través de un gestor, “quien lleva la declaración de impuestos y demás”, y su agente, “la persona que negocia presupuestos, reclama facturas y posibilita que pueda dedicarme a lo que más me gusta: dibujar”.
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