Calpurnio: «No soy un opinólogo, quiero que mis dibujos hablen por si mismos»

Álex Serrano charla con el ilustrador, quien mantiene actualmente una exposición en Pepita Lumier

Calpurnio vuelve a primera línea (la que nunca ha abandonado) a través de una exposición que recoge material inédito en la galería valenciana Pepita Lumier, junto con trabajos pertenecientes a las etapas de Cuttlas y Mundo Plasma.

Texto y fotografías: Álex Serrano (Psychonauts Magazine)

Álex Serrano: ¿Qué es lo que te ha llevado a plantear la exposición de El Golem?
Calpurnio: No tuve una idea preconcebida, como me pasa con el resto de mis proyectos, sino que partí de forma espontánea, haciendo ilustraciones sueltas centradas en la figura del Golem, que es el monstruo informe basado en la leyenda judía sobre cómo el hombre quiso crear una criatura para imitar a Dios, y sólo consiguió algo indefinido que se volvió en su contra. Pero después de dibujar algunas propuestas sueltas, la cosa fue tomando forma, haciendo lo que, narrativamente, iba en medio de esta historia que cuento, donde el Golem representa ese ruido sordo que produce el exceso de información actual, que es igual a la ausencia total de información. Para mí, identificar al monstruo, al Golem, ha sido una forma de combatirlo.

Álex Serrano: ¿Crees que El Golem es una metáfora de nuestra situación actual? Ese exceso de información, de números, en las ilustraciones de El Golem, ¿a qué se debe?
Calpurnio: El Golem es un monstruo que sale de las sensaciones negativas de la gente. Según el libro de Gustav Meyrink, El Golem nacía del malestar del pueblo judío que se acumula en las calles del gueto judío de Praga, y cada treinta años eclosiona en un monstruo. También dicen las leyendas judías de que El Golem es un monstruo a medio construir. Una de ellas especificaba que al rabino que daba vida a El Golem, le ocurre algo: pronuncia mal las palabras para evocarlo. La consecuencia fue devastadora, porque acabó creando un aborto.

Esta metáfora me pareció pertinente y directa de la situación actual, en la que el hombre ha creado un monstruo informe, cuya problemática internacional parece de difícil solución. Pero lo que intento transmitir es que no hay que rendirse, puesto que todavía estamos a tiempo de abordar los problemas y de buscar soluciones a todos los niveles: contaminación, políticos, sociales… No soy un opinólogo, por eso no quiero explicar nada en concreto, sino que mis dibujos hablen por sí mismos. Y aunque sea un planteamiento más abstracto y conceptual, intento conservar una narrativa más ligada al cómic, donde desde el absurdo, desde lo informe del monstruo, ésta va tomando forma, hasta desfragmentarlo, para abordar el problema con el objetivo de dar con una solución armoniosa y científica.

Álex Serrano: ¿Reivindicas el humanismo?
Calpurnio: Sin duda. Reivindico el humanismo pero también los análisis y las soluciones científicas. Por ejemplo, el problema con la superpoblación, donde una serie de países se han consensuado con la idea de que para mantener nuestro estatus tenemos que crecer para crear nuevos descendientes que paguen la seguridad social, no es más que un testimonio del cambio de paradigma en el que nos movemos, donde es necesario actuar de forma lógica, sensata y ordenada, para que sigan habiendo recursos en el planeta para la población. El exceso de cosas, como te comentaba antes, nos lleva a la ausencia de ellas. Y aunque parece que nos rendimos al desastre, creo que la ciencia -soy un apasionado de las matemáticas y pienso que los números ayudan a ordenar el mundo- y el humanismo, dos aspectos que para mí están imbricados, nos podrían ayudar a reducirlo todo y orientarnos mejor.

Pero ya te digo, no quiero ahondar en estas cuestiones, puesto que lo que me interesa es lo que sale de mis manos. Y lo que intento transmitir es un mensaje optimista que pueda inspirar, por ejemplo, a un politólogo.

Álex Serrano: ¿Cómo articulas, narrativamente, El Golem?
Calpurnio: Lo que hago, a fin de cuentas, es fragmentar El Golem para abordar todos los problemas a una escala humana, de ahí al juego con los tamaños y la repeticiones de esta mítica figura. Inicialmente, empecé trabajando El Golem pensando en el cómic, pero con el tiempo, decidí que me bastaba hacerlo como ilustración; más abstracto y figurativo, pero conservando siempre la narrativa. De hecho, la exposición se puede entender leyéndola de izquierda a derecha como si fuera un cómic.

Álex Serrano: ¿Cómo te fuiste guiando a lo largo de la obra? 
Calpurnio: Las mismas ilustraciones son las que te guían, y luego, las casualidades de la vida, como el hecho de que me ofrecieran hacer una exposición en la galería Pepita Lumier. A partir de ahí, lo planteé todo de otra forma y decidí mezclarlo también, dadas las dimensiones de la galería, con mis antiguos trabajos de Cuttlas y Mundo Plasma, que es también lo que ocupa mi cabeza todos los días.

Álex Serrano: ¿Cómo te organizas en el proceso creativo? ¿Cómo retienes tantas referencias?
Calpurnio: Soy muy malo con la memoria, pero por otro lado, no me quejo, porque eso me brinda una visión abstracta, que a veces es casi más lúcida que la meticulosa, puesto que me permite mirar por encima de las cosas. El proceso, al final, es espontáneo y va saliendo poco a poco a medida que lo desarrollo.

Álex Serrano: Tengo entendido que te gusta la música electrónica. ¿Hasta qué punto influye en tu trabajo? 
Calpurnio: En Cuttlas tengo muchas viñetas relacionadas con la música electrónica. Al margen, yo soy videojockey, y acompaño a djs y productores de electrónica con las visuales en festivales.

El GOLEM en Valencia- 2016 from ERROR video on Vimeo.

Álex Serrano: ¿Es el mismo Calpurnio como VJ que como ilustrador?
Calpurnio: Todo mi trabajo acaba retroalimentándose. Los cómics me llevaron a la animación, y la animación a la experimentación abstracta.Por lo general, no me cierro a ningún estilo, y el material de un campo a veces me sirve para otro.

Álex Serrano: ¿Vas a seguir con Cuttlas?
Calpurnio: Sí, y ahora tengo la suele de trabajar con Cuttlas una vez al mes, lo que me permite repensarlo mejor y poder dedicarme también a más cosas.