El diseñador de Villena crea una campaña de animación a la lectura basada en la popular figura del cuentacuentos.
El diseñador natural de Villlena, José Antonio Sánchez, ha creado recientemente la campaña de promoción de la lectura auspiciada por el Ayuntamiento de Villena a través de su red de bibliotecas públicas. Mediante la cartelera creada por Sánchez se pretende narrar una historia a través de la incorporación de elementos gráficos. En palabras del propio Sánchez, «este trabajo es muy similar a la labor de un cuentacuentos pero realizado de una manera gráfica. Era necesario transferir esa información y articularla en una dimensión plana. A primera vista, esta serie de carteles no tienen ningún sentido, pero los objetos que utilicé y como han sido colocados y fotografiados crean un hilo conductor coherente. Con esto no pretendo entorpecer la lectura, sino crear un enunciado rico en contenido, y que al mirar la imagen por segunda vez, se pueda hacer una lectura diferente y sacar el máximo partido a todos los recursos utilizados». El proyecto creado por Sánchez aúna la narración oral y escrita con el diseño gráfico. Sánchez pidió a varios amigos que escribieran unas lineas que acompañaran el cartel para completar el proceso.
Texto: Alejandro Ballester
El infinito es eterno, tú y yo, efímeros, sin embargo, ¿Por qué cuando te miro sólo veo la eternidad?. Perdido en el centro del cosmos me hallo, un instante efímero que trata de escribir una historia en blanco, su historia. En mi mano está cada palabra que se escribe. Aún cuando tejo mi destino, un fatídico juego se cierne sobre mí, dado a la seducción de los pensamientos, pensado para la excitación de los sentidos. De todos los confines del universo, desde el momento eterno en el que todo era uno, y del que todo empezó hace millones y millones de años. Somos polvo de estrellas, formados por partículas que han viajado por el espacio-tiempo para dar lugar a dos mitades que forman un todo. Un hecho improbable destinado a repetirse una y otra vez.
Texto: Alejandra Sáiz Jiménez
Te miro y me empapo de vida, cuelga de mis párpados la inercia, el vaivén de tu cabeza se estrella en mi retina. Desde que nacimos, cada noche hemos sabido que íbamos a no despertar nunca, algún día. Me quedo contigo, se escapan tu boca y la mía, presagiando lo ocurrido. Enseguida, entre cajitas de pino, regresa la base de la existencia: lo efímero, tu adiós con el mío.
Texto: Jalex Fernandez
En verdad, no hay nada de qué hablar. Es el ansiado silencio para la sabiduría, y el suficiente para el escepticismo. ¿Qué mejor espejo? Aquel que sin luz reflejado habla sin decir nada. No es más que esa soledad para abrazar, y reaccionamos cruzando los brazos deseando algo de cariño. (Incluso con cara de enfadados).
Aquellas tardes de sofá y manta, en el profundo invierno de a veces lluvia, a veces nieve, y si puede ser una chimenea. Idílicamente solitario, entre el ron de madrugada y las cartas de un pasado de barro, se haya ese espíritu eufórico y a la vez parado. Madruga el mundo en cada momento, tanta gente, tanto alboroto… Tanto decir “por que sí”, te necesito. Y solo sabes de un escribiendo porque apenas te ha escrito.
Entonces, y solamente entonces… Te sientas, miras pantallas, relojes… Respiras… En verdad siempre lo haces, sólo que ahora le prestas atención. No hace falta escribir nada, de lo que hago o de quién soy. Y te golpea…
“Abrázame” Pides a gritos… Derrochando voz en una habitación. Puesto que todos pedimos ayuda en silencio… Esa ayuda que percibes en los ojos de alguien, que suplica salir de ese círculo. Ojos que ahora, ahora…
Ojos que ahora saben ver cerrados el rumbo de esos escalofriantes y reales sueños, ojos que solo perciben el color de una pantalla, y un te quiero con dos caras… En ellas dos besos reflejadas.
Ojos… Para ver a una persona. Para su metáfora, para entenderse…
Ojos, simplemente, para que el silencio tenga sentido.
Texto: Eva Humean
Soy la máscara respetable que mira con frialdad al mundo.
Soy la burla ante lo que no entiendo.
Soy la risa fácil que oculta un alma triste.
Soy los ojos que me miran desde el espejo.
Soy quien nunca quiere volver a sentirse vulnerable.
Soy la ansiedad de andar por caminos pedregosos que otros temen pisar.
Soy el nudo caliente de furia en el fondo del estómago.
La garra fría del miedo que atraviesa las entrañas.
Soy la locura, las ganas de huir, de romper con todo.
Soy la pequeña luz que, oprimida, lucha por hacerse ver.
Soy la caricia tierna sobre una espalda abatida.
La mano amiga, extendida y temerosa.
Soy un corazón que se muere de lejanía.
Quiero tocar, quiero acercarme, quiero dejar que mi piel suave sienta el frío, la luz. Quiero mirar por encima de las murallas.
Dejo atrás estas jaulas que me arrastran hacia abajo, este cristal empañado, para mirarte a los ojos y verte de verdad.
¿Me acompañas?
Texto: Maite Pereiro
La sal, el agua y la sangre. El sabor se mezcla en la boca como un conjuro perfecto. Detrás, queda la arena; delante, el infinito. Pero el suelo, ahora ya tan lejano, parece a veces tan reconfortante como un abrazo, y la oscuridad del firmamento hiela con su incertidumbre. Es entonces cuando soltarse se antoja irresistible, cuando abrir las manos y dejarse caer se vuelve la tentación más dulce. Pero las heridas abiertas han sanado hasta ya casi desaparecer y, con cada peldaño, todo parece más apacible, más certero. Ya casi lo he alcanzado, casi puedo olerlo, y aún así, temo llegar.
Texto: Adrián Benatar Sanjuán
Las raíces se hunden profundamente entre las enrevesadas palabras que pueblan los recuerdos. Son aquellos momentos los que nos riegan y nos hacen crecer, y quizá atesores algo que solo a ti te hace sonreír, atrapado entre miles de sábanas y con una voz conocida que dibuja algo irreal pero, que en ese momento, es más nítido. Caminos y aventuras, risas y lágrimas. La historia solo es una semilla que pronostica leñosas ramas llenas de hojas, nudos y desenlaces, como brazos curiosos de nuestra imaginación que nos hará ser grandes, que nos hará ser soñadores.
