Nos pasamos por la oficina de este diseñador valenciano para charlar sobre sus trabajos, el diseño y su oficio.
La trayectoria de Pedro González en el mundo del diseño gráfico comenzó en el año 1994, cuando todavía se encontraba terminando sus estudios de diseño en el actual CEU-Cardenal Herrera, a través de distintos proyectos para esta universidad. El salto profesional vino apenas dos años después. “Ha cambiado mucho la manera de afrontar los proyectos, así como también ha ido variando su tipología”, señala González. “Al principio, muchos de os trabajos giraban sobre la identidad de marca, después desarrollamos más catálogo de productos y de ahí pasamos al sector inmobiliario». Durante varios años, el estudio trabajó para diversas firmas de construcción y promoción inmobiliaria, realizando una gran cantidad de material promocional.
2006, año del comienzo de la crisis económica que en España afectó con especial virulencia al sector inmobiliario en la Comunidad Valenciana, coincidió con el primer encargo del estudio para el diseño de etiquetas de vino (Impromptu, de Bodegas Hispano-Suizas). A partir de este primer trabajo, una parte muy importante del estudio Pedro González se ha centrado en la creación de identidad corporativa para distintas bodegas. Otra de las áreas más importantes del estudio, “la que tira del carro”, como señala el propio Pedro González, es la dedicada al diseño de packaking. Una última área de trabajo, a la que el estudio ha llegado gracias a su capacidad de adaptabilidad con el paso del tiempo, está encaminada a la realización de páginas web y aplicaciones, como la que en estos momentos están finalizando para el MUVIM. Esta aplicación, navegable, permite controlar todos los datos estadísticos de visitas, un trabajo desarrollado en colaboración con el departamento de calidad del museo.
Al hablar de todos estos trabajos, independientemente del área a la que se circunscriban, Pedro González apostilla que “son como un traje a medida para cada cliente, que nos han permitido estrechar lazos y traer al estudio nuevos trabajos”. Entre los aspectos a los que González concede gran importancia a la hora de desarrollar sus proyectos, destaca la profesionalidad. “Más allá de la creatividad, debe existir un oficio, una artesanía del diseño. Considero que el diseñador deber ser muy competente, hasta en los niveles de acabado, en el detalle. En mis trabajos, puedo decir que se aprecia un conocimiento del proceso”.
González admite que la manera de afrontar sus proyectos es muy cercana. “Necesito una aproximación personal, una complicidad, porque me gusta estar al tanto de todas las variables”. El estudio de diseño valenciano afronta también aspectos como la dirección de arte y dirección de fotografía en proyectos como los de Ascensión Latorre o Valentí, a través de la colaboración de profesionales de confianza, como es el caso de Claudio Indias (fotografía) o Playroom (vídeo), que integran una red de trabajo estable.
Muchos de los diseños realizados en el estudio de Pedro González no se ven en nuestro país, ya que están destinados a productos encaminados a la exportación, en países como China, Finlandia o Canadá. El tamaño del proyecto no es impedimento para afrontarlo, ya que como Pedro González señala, “tenemos trabajos pequeños de los que nos sentimos orgullosos”. Un ejemplo es el realizado para Barón de Turís, en el que se ha llevado a cabo un restyling y estandarización de la imagen de marca. Otros trabajos destacados en el ámbito del vino son los que han tenido como protagonistas a Torre Oria o Hispano-Suizas, de nuevo, con su primer monovarietal.
